La piel es el órgano más grande del cuerpo humano, nos protege de infecciones, regula la temperatura corporal y nos ayuda a sentirnos bien con nosotros mismos. Por eso, es importante cuidarla durante todo el año, pero especialmente en invierno, cuando está más expuesta a determinados elementos y es más vulnerable.
Con las bajas temperaturas coinciden varios factores que pueden dañar la piel. El frío puede resecarla y hacer que se agriete, el viento también puede resecar la piel y causar irritación, mientas que la calefacción puede secar el aire, lo que provoca irritación y sequedad.
A la hora de elegir productos que cuiden la piel, es importante distinguir los diferentes tipos de pieles, ya que cada una de ella requiere unas necesidades específicas:
- Piel seca: no puede retener la humedad adecuadamente y es más propensa a la deshidratación, sequedad y descamación.
- Piel grasa: produce demasiado sebo, lo que puede provocar la aparición de acné y otros problemas.
- Piel mixta: se compone de zonas secas y zonas grasas.
- Piel sensible: es propensa a la irritación y las alergias.
Existen infinidad de productos que nos ayudan a proteger y cuidar la piel, pero los más comunes según sus beneficios son:
- Cremas hidratantes, que ayudan a mantener la humedad de la piel y evitar la sequedad.
- Exfoliantes: eliminan las células muertas y mejoran la absorción de los productos hidratantes.
- Protectores solares: resguardan la piel de los rayos UV, causantes del envejecimiento prematuro.
- Antioxidantes: protegen la piel de los daños causados por los radicales libres.
Para cuidar la piel en invierno, es importante seguir los siguientes consejos:
- Exfoliar la piel una o dos veces por semana para eliminar las células muertas.
- Hidratar la piel con frecuencia con una crema hidratante adecuada para el tipo de piel. No hay que olvidar hidratar la piel también por dentro, y beber al menos 2 litros de agua diarios.
- Utilizar un protector solar con un factor de protección solar de al menos 30, incluso en días que no haya sol.
- Protegerse del frío y el viento utilizando bufandas, guantes, sombreros y gorros.
- Evitar los cambios bruscos de temperatura y evitar poner la calefacción a temperaturas muy altas.
- En casa, usar un humidificador para aumentar la humedad del aire.
- Evitar fumar y beber alcohol, ya que pueden dañar la piel.
- Comer una dieta saludable, que incluya frutas, verduras y cereales integrales.
Con estos consejos, podemos ayudar a mantener la piel sana y radiante durante todo el invierno. Y recuerda que, ante cualquier síntoma de la piel, como sequedad excesiva, descamación, irritación, enrojecimiento, picazón, hinchazón o aparición de ampollas, es importante acudir a la consulta de tu dermatólogo.
Bibliografía consultada: