PÁRKINSON - 28 de enero de 2022
La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que ataca al sistema nervioso de manera crónica y progresiva. Se caracteriza por la pérdida de neuronas en la sustancia negra, lo que se traduce en una falta de dopamina en el organismo, una sustancia que se encarga de transmitir la información para que el organismo pueda realizar movimientos.
Los beneficios del deporte tanto a nivel físico como mental son conocidos por todos, pero ahora, un estudio reciente de la Universidad de Kyoto en Japón ha demostrado la relación entre la práctica de ejercicio de forma regular y la progresión de la enfermedad de Parkinson.
El estudio que ha sido publicado en la revista médica de la Academia Americana de Neurología, Neurology, examinó a 237 personas en una etapa temprana de la enfermedad, durante seis años y observó que, realizando de forma regular, al menos cuatro horas de ejercicio a la semana, de intensidad moderada a vigorosa, esas personas conseguían mejores resultados y tenían una disminución más lenta de sus habilidades motrices, como el equilibrio o la marcha.
Los investigadores utilizaron un sistema de valoración de los síntomas de la enfermedad del 0 al 4, siendo el 4 un deterioro más grave del paciente y el 0 un deterioro más leve.
Los pacientes también fueron sometidos a pruebas cognitivas a lo largo del estudio entre las cuales, se realizó una prueba común de lápiz y papel que sirve para medir el procesamiento mental. Se trata de un ejercicio en el que se deben unir números con figuras geométricas y cuya puntación máxima es de 110 puntos. Los pacientes que realizaron ejercicio de forma moderada durante más de cuatro horas a la semana bajaron su puntación de 44 a 43 puntos, en seis años. Mientras que las personas que no realizaron deporte o lo hicieron de forma leve y no regular, bajaron su puntación de 44 a 40 puntos en el mismo periodo de tiempo, lo cual demuestra directamente la relación entre el deterioro de las habilidades cognitivas y la práctica de deporte regular.
Los investigadores han querido dejar claro que el estudio no prueba que la práctica de ejercicio retrase los efectos de la enfermedad, pero la relación que han demostrado entre el deporte y la progresión del Parkinson podría mejorar en gran medida de la vida de los pacientes, en etapas tempranas de la enfermedad, además de que el ejercicio físico es accesible para todos y no tiene efectos secundarios.
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