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La revolución del páncreas artificial en el tratamiento de la diabetes

DIABETES - 28 de enero de 2022

A raíz de la pandemia de COVID-19, las innovadoras posibilidades ofrecidas por la tecnología han supuesto una revolución en el tratamiento de diversas enfermedades crónicas. Entre ellas, la diabetes destaca por los múltiples dispositivos que se han implementado durante los últimos años y que, con la llegada de la pandemia, han facilitado la efectividad de la telemedicina con los pacientes, algo positivo tanto para médicos endocrinos como para las personas con diabetes en un momento durante el cual predominaba la imposibilidad de asistir presencialmente a los centros de salud y hospitales.

Entre los nuevos instrumentos puestos a disposición de los pacientes, el páncreas artificial destaca por su efectividad a la hora de mantener en rango a las personas con diabetes tanto Tipo 1 como Tipo 2. Este sistema híbrido de administración de insulina de circuito cerrado día-noche entró en uso clínico en el año 2017 y, como ya se demostró en 2018, es más efectivo que el sensor conectado a las bombas de insulina (empleadas para mantener la glucosa en rango y regular a los pacientes con diabetes Tipo 1 mal controlada). Ya en ese momento, los ensayos concluyeron que la administración híbrida de insulina de día y noche mejoraba el control glucémico a la par que reducía el riesgo de hipoglucemia en adultos, adolescentes y niños con diabetes Tipo 1, en comparación a la terapia con bomba convencional o bomba con aumento sensorial.

Recientemente, durante el último trimestre del año 2021, un estudio publicado en la revista ‘The Proceedings of the National Academy of Sciences’ ha explicado que un equipo de investigadores del Brigham and Women’s Hospital, en colaboración con la Universidad de Harvard y la Facultad de Medicina de Massachusetts, en Estados Unidos, ha diseñado un páncreas bioartificial que permitirá mejorar este tratamiento para hacerlo más rápido y eficaz. Entre otras novedades, el dispositivo permitirá a las células secretar insulina según la demanda del paciente, en función de que los niveles de glucosa en sangre disminuyan o aumenten. Este aparato “tiene el potencial de ser un sistema autónomo que no requeriría la recarga y sustitución constantes de los cartuchos de insulina”, asegura el autor principal de la investigación y profesor de la División de Bioingeniería de la Universidad Nacional de Incheon, el surcoreano Kisuk Yang.

Asimismo, también en el año 2021, un estudio de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, y el Inselspital, el Hospital Universitario de Berna, en Suiza, demostró por primera vez que un dispositivo basado en un páncreas artificial podía ser de ayuda para los pacientes con diabetes Tipo 2, así como para aquellos que padecen insuficiencia renal. Esta investigación, publicada en la revista ‘Nature Medicine’, reflejó que el páncreas artificial permitía reducir la cantidad de tiempo que los pacientes pasaban con niveles de azúcar en sangre peligrosos (hipoglucemias e hiperglucemias) y, según explicaron sus autores, pone de manifiesto “la importancia de utilizar un algoritmo adaptativo, que puede ajustarse en respuesta a las necesidades cambiantes de insulina de un individuo a lo largo del tiempo”.

Este dispositivo funciona a través de un software instalado en un smartphone, que envía una señal a una bomba de insulina, para ajustar el nivel de la hormona que se administra al paciente. Posteriormente, un monitor continuo de glucosa mide los niveles de azúcar en sangre del paciente y los envía al teléfono inteligente para que pueda continuar regulando los ajustes.

El pasado mes de noviembre, más de 40 profesionales y expertos legales, respaldados por 9 organizaciones profesionales de diabetes, publicaron la primera guía para ayudar a las personas (hasta ahora con diabetes Tipo 1) a utilizar los sistemas impulsados por la tecnología “Hágalo usted mismo (DIY)”, también conocidos como páncreas artificiales de bricolaje o como sistemas de administración automatizada de insulina (AID) de código abierto, por su capacidad de adaptar la dosis de insulina según la información del sensor continuo. Un algoritmo puede calcular la dosis y administrarla automáticamente a través de las bombas de insulina convencionales.

Gracias a estos dispositivos los pacientes pueden dedicar menos momentos del día a controlar su enfermedad y los niveles de azúcar en sangre, mientras que centran su atención en desarrollar de forma normal sus vidas. Un avance de la tecnología que muchas personas que padecen diabetes han descrito como una “revolución”, que ha tenido un impacto positivo en su salud en general.

 

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