La epilepsia es una enfermedad del sistema nervioso que se produce por la aparición de actividad eléctrica anormal en la corteza cerebral, que provoca ataques repentinos caracterizados por convulsiones violentas y posible pérdida del conocimiento. Los avances en los tratamientos registrados en los últimos años han conseguido mejorar notablemente la calidad de vida de los afectados, pero no han acabado con el estigma social que rodea esta patología, debido, en gran parte, a la falta de información y conocimiento que existe sobre la epilepsia. Desde Conectando Pacientes hemos decidido sacar a la luz ocho de los mitos más frecuentes sobre la epilepsia.
- La epilepsia es una enfermedad rara. Esto no es cierto. Los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelan que más de 50 millones de personas en todo el mundo, de ambos sexos y todas las edades, padecen esta patología. Las cifras de prevalencia confirman, por lo tanto, que la epilepsia es uno de los trastornos neurológicos más comunes.
- No existe un tratamiento médico eficaz. Tampoco es cierto. Es verdad que por ahora la epidemia no tiene una curación total y definitiva. Sin embargo, los avances médicos que se han registrado en los últimos años permiten a los afectados por epilepsia controlar casi por completo las convulsiones. Existen en este momento a disposición de los afectados terapias farmacológicas, rehabilitadoras y quirúrgicas que han dado buenos resultados en el control de la enfermedad.
- No podrás hacer vida normal. Tampoco es cierto. La epilepsia, bien controlada, no impide seguir una vida normal. De hecho, los pacientes con epilepsia pueden trabajar, estudiar, practicar deporte o conducir un vehículo. El problema para los afectados reside no tanto en el control de los síntomas físicos de la enfermedad, sino en el estigma que, aún hoy, rodea esta patología. La Organización Mundial de la Salud ha alertado de que los pacientes con epilepsia y sus familias pueden ser víctimas de una estigmatización que procede, sobre todo, del profundo desconocimiento que aún existe sobre esta afección. Por lo tanto, todo lo que sea contribuir a difundir conocimiento y a concienciar a la población sobre la enfermedad será positivo para normalizarla.
- Las personas con epilepsia tienen comportamientos extraños. Tampoco es así, al menos, no exactamente. Es cierto que, según las autoridades sanitarias, los afectados por epilepsia pueden experimentar sensaciones o emociones extrañas, pero siempre vinculadas a una posible crisis epiléptica. Un paciente con su enfermedad bien controlada no tiene más comportamientos extraños que otra persona libre de patología.
- La epilepsia es una enfermedad mental. Tampoco es real. La epilepsia ni es contagiosa ni es una enfermedad mental ni afecta a las capacidades intelectuales de los afectados.
- No es recomendable que una mujer con epilepsia se quede embarazada. Es cierto que las mujeres que padecen esta patología tienen un riesgo mayor de tener embarazos complicados. Sin embargo, es igual de cierto que un seguimiento médico regular durante el periodo de gestación ayuda a mantener a raya estos riesgos. En conclusión, no existe una contraindicación médica para que las mujeres epilépticas tengan descendencia.
- No es conveniente que una mujer con epilepsia dé el pecho a su hijo. Tampoco es cierto. De hecho, la mayoría de las sociedades científicas comprometidas con la epilepsia apoyan la lactancia materna en mujeres afectadas.
- Un niño con epilepsia debe acudir a un centro de educación especial. Falso. Las asociaciones españolas de epilepsia recomiendan la escolarización es centros generales. Es importante, eso sí, que tanto el cuerpo docente como los compañeros del alumno conozcan su enfermedad y sepan cómo hacer frente a una posible crisis.
Esperamos haber contribuido con este artículo a desmitificar alguna de las leyendas más comunes sobre la enfermedad de manera que podamos poner fin al estigma social más pronto que tarde.