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Descubren un vínculo entre el Párkinson y los ritmos circadianos

PÁRKINSON - 25 de septiembre de 2020

La enfermedad del parkinson es un trastorno crónico que afecta a más de siete millones de personas en todo el mundo. Es el segundo trastorno neurodegenerativo más común después del alzheimer. Se trata de una enfermedad que afecta a las neuronas motoras, lo que se traduce en temblores, rigidez, dificultad para caminar y falta de movimiento.

Desde hace varios años se sabe que esta enfermedad se produce por una pérdida de las neuronas de la sustancia negra, presentes en el mesencéfalo. Estas células producen dopamina, que es el mensajero químico involucrado en el control del movimiento. Desde entonces se ha estudiado cómo prevenir la pérdida irreversible de estas neuronas.

Un estudio reciente ha revelado que los hombres con un ritmo circadiano irregular tienen más probabilidades de desarrollar esta enfermedad en el futuro. Se trata del primer estudio a largo plazo que revela que los ritmos circadianos interrumpidos podrían estar relacionados con el desarrollo del párkinson.

Los científicos del instituto Weill de Neurociencias de la Universidad de California analizaron durante 11 años los datos de 3.000 hombres con una edad media de 76 años y concluyeron que los ritmos circadianos tienen un efecto realmente importante sobre la salud y la enfermedad, particularmente en el envejecimiento de las células. Ninguno de los participantes tenía párkinson inicialmente y todos vivían en entornos comunitarios (no en residencias). Se evaluó su estado inicial y se controló su desarrollo mediante monitorización y seguimiento con cuestionarios.

Los investigadores estudiaron los ritmos circadianos de descanso y actividad durante tres períodos separados de 24 horas, haciendo que los participantes usaran un actígrafo, para registrar todos sus movimientos. Durante el seguimiento se comprobó que aquellos que obtuvieron la puntuación más baja en amplitud actigráfica tenían el triple de riesgo de desarrollar la enfermedad, en comparación con aquellos que obtuvieron la más baja.

Se ha demostrado que las células que controlan el marcapasos del ritmo circadiano del cerebro a menudo comienzan a degenerar incluso antes de que las células en la parte del cerebro que tradicionalmente se asocian al párkinson. Esto quiere decir que, en algunos casos, el debilitamiento del ritmo circadiano puede representar un etapa temprana de la enfermedad.

La autora principal del estudio, Kristine Yaffe, Presidente a la Fundación Roy y Marie Scola y vicepresidenta del departamento de psiquiatría de la UCSF, señaló que incluso un pequeño cambio en el ritmo circadiano de estos hombres, se ha asociado con una mayor probabilidad de contraer párkinson.

Se sabe que la enfermedad puede tardar décadas en desarrollarse. Es muy común que los adultos mayores tengan ritmos circadianos debilitados e irregulares, por tanto, según los propios investigadores, los resultados merecen un seguimiento y se debe continuar investigando para determinar si el fortalecimiento de los ritmos circadianos podría reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad, así como también, determinar si son estos ritmos el desencadenante principal de la neurodegeneración.

Este avance podría usarse en la detección y diagnóstico temprano de la enfermedad, así como también para intervenir en el desarrollo de la pérdida neurodegenerativa.

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