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Síntomas y tratamientos de la Enfermedad de Parkinson

PÁRKINSON - 5 de octubre de 2017

La enfermedad de Parkinson es una patología neurodegenerativa que afecta al sistema nervioso y causa, entre otros síntomas, temblores, lentitud de  movimiento y rigidez muscular. Los avances médicos de los últimos años han conseguido que los pacientes de Parkinson, con sus limitaciones, tengan una esperanza de vida muy similar a la de la población general.

La  lenta evolución de la enfermedad permite a los médicos establecer una clasificación en función de las manifestaciones clínicas de los pacientes. Así, podemos hablar de una primera fase de diagnóstico con síntomas moderadamente leves. Los pacientes notan cierta alteración en la expresión facial, rigidez muscular y dificultades de movimiento para realizar las actividades propias de la vida diaria. Todos estos indicios pueden perdurar durante mucho tiempo antes de que evolucione la enfermedad.

La segunda fase se caracteriza por unas limitaciones mayores. Los enfermos de Parkinson en esta etapa comienzan a experimentar problemas para caminar, se caen con más facilidad, tienen sensación de fatiga y dolores y también experimentan dificultades de comunicación.

La tercera fase aumenta todos los síntomas: se vuelven más dependientes, pasan más tiempos sentados o encamados, los trastornos del lenguaje se acentúan y también la posibilidad de úlceras o heridas debidas precisamente al progresivo sedentarismo.

 

Retrasar los síntomas o controlarlos

Los tratamientos para abordar esta patología han experimentado avances significativos en los últimos años, de forma que consiguen retrasar la aparición de los síntomas o controlarlos. Las terapias contra el Parkinson pueden ser farmacológicas, los más frecuentes, o quirúrgicas.

El tratamiento con medicamentos más común consiste en la administración de levodopa, un medicamento que sustituye a la dopamina, una sustancia de la que son deficitarios los pacientes de Parkinson.  La producción de esta sustancia ayuda a mejorar los signos de la enfermedad y atrasarla.

La cirugía se emplea sobre todo para pacientes con síntomas que no mejoran con la medicación. El tratamiento quirúrgico más frecuente es la electroestimulación. Consiste en la instalación de un dispositivo médico que funciona por una batería que actúa de modo parecido a un marcapasos. Su función es activar las áreas específicas del cerebro que controlan el movimiento y bloquear, al mismo tiempo, las señales nerviosas que causan los síntomas más frecuentes del Parkinson.

Aparte de estos avances médicos que han marcado un antes y un después en el abordaje de esta patología, un aspecto importante y que no se debe dejar de lado es la actividad física. Es fundamental que el paciente con Parkinson continúe lo más activo posible para mantener el tono muscular y las funciones motoras. Por ello, es importante que se pueda realizar algún tipo de rehabilitación física o fisioterapia puesto que ayuda a mantener la movilidad del cuerpo y fortalecer los músculos.

Gracias a estos tratamientos, se ha logrado mejorar la calidad de vida de los pacientes de Parkinson, consiguiendo añadir años a la vida y, sobre todo, vida a los años. Por eso es clave que acudas a tu médico para que evalúe tu caso y paute el mejor tratamiento. Cuanto antes se acuda mucho mejor, ya que así se podrá realizar un diagnóstico temprano y atacar la enfermedad desde sus inicios.

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