SALUD PULMONAR - 28 de febrero de 2025
El asma es una condición crónica que puede generar preocupación en quienes la padecen, especialmente cuando los ataques ocurren de forma inesperada. La sensación de falta de aire puede ser aterradora, lo que a su vez puede aumentar la ansiedad y empeorar los síntomas. Sin embargo, con un buen manejo y algunas estrategias emocionales, es posible reducir el miedo y ganar confianza en el control de la enfermedad.
El miedo a los ataques de asma es completamente comprensible. Algunas de las razones más comunes por las que una persona puede sentir ansiedad ante la enfermedad son:
Sensación de pérdida de control: No saber cuándo ocurrirá un ataque puede generar inseguridad.
Experiencias traumáticas previas: Si se ha vivido un ataque grave, es normal desarrollar miedo a que vuelva a ocurrir.
Dependencia de la medicación: Algunas personas temen no tener su inhalador a mano en una crisis.
Miedo a que otros no sepan cómo ayudar: La preocupación por sufrir un ataque en público puede generar ansiedad adicional.
Si bien el miedo es natural, cuando es demasiado intenso puede afectar la calidad de vida y aumentar la probabilidad de entrar en un círculo de ansiedad que agrave los síntomas.
Aprende a conocer tu asma y tus desencadenantes
Saber qué factores pueden provocar un ataque de asma (polen, polvo, ejercicio intenso, estrés, cambios de temperatura, etc.) te permite anticiparte y reducir los riesgos. Llevar un registro de los síntomas y su relación con el entorno puede ayudarte a identificar patrones.
Diseña un plan de acción con tu médico
Contar con un plan claro sobre qué hacer en caso de un ataque reduce la incertidumbre. Asegúrate de que tu médico te ayude a establecer:
Cuándo y cómo usar el inhalador de rescate.
Cuáles son los signos de alerta de un ataque grave.
Cuándo acudir a urgencias.
Tener estas respuestas claras te dará más seguridad en caso de crisis.
Practica la respiración controlada
Cuando el asma genera ansiedad, es común respirar de manera rápida y superficial, lo que puede empeorar la sensación de ahogo. Técnicas como la respiración diafragmática o la técnica de labios fruncidos pueden ayudar a controlar la respiración durante un episodio de asma y reducir el pánico.
Ejemplo de respiración con labios fruncidos:
Inhala por la nariz contando hasta 2.
Exhala lentamente por la boca con los labios fruncidos (como si estuvieras apagando una vela), contando hasta 4.
Repite hasta que la respiración se estabilice.
"No tengo control sobre mi respiración.”
"Si me da un ataque, no podré respirar y nadie podrá ayudarme."
"Tengo mi inhalador conmigo y sé cómo actuar si tengo un episodio."
"Puedo manejar mi asma con las herramientas que he aprendido."
Cambia la forma en que piensas sobre el asma
El miedo al asma a veces se debe a pensamientos negativos, como:
"No tengo control sobre mi respiración.”
"Si me da un ataque, no podré respirar y nadie podrá ayudarme."
En estos casos, es útil reformular estas ideas con pensamientos más realistas y positivos.
"Tengo mi inhalador conmigo y sé cómo actuar si tengo un episodio."
"Puedo manejar mi asma con las herramientas que he aprendido."
Mantén un estilo de vida saludable
Haz ejercicio con precaución: El ejercicio es beneficioso, pero consulta con tu médico sobre qué tipo de actividad es mejor para ti y cómo hacerlo de manera segura.
Evita desencadenantes cuando sea posible: Si sabes que el polvo o el frío afectan tu asma, toma medidas para reducir la exposición.
Mantente hidratado y cuida tu alimentación: Una buena hidratación y una dieta equilibrada pueden ayudar a mantener la salud pulmonar.
Busca apoyo emocional
Hablar con otras personas que tienen asma o con un terapeuta puede ayudarte a reducir la ansiedad. No tienes que enfrentar este miedo solo.
El asma puede ser impredecible, pero el miedo a los ataques no tiene por qué controlar tu vida. Con información, un plan de acción, técnicas de respiración y una mentalidad más positiva, puedes recuperar la seguridad y vivir con más tranquilidad. Tener asma no significa que debas limitarte, sino aprender a manejarla con confianza.
Ana López Alonso. Psicóloga General Sanitaria M-35894 en Alimentación 3S.
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Alimentación 3S