ESCLEROSIS MÚLTIPLE - 1 de abril de 2019
El diagnóstico y el tratamiento precoz de la esclerosis múltiple son fundamentales para tratar de controlar los síntomas de la enfermedad. Identificar las primeras manifestaciones clínicas de esta patología no siempre es fácil. Un estudio canadiense ha sacado a la luz que las personas con esclerosis múltiple demandan asistencia sanitaria, de forma reiterada, en los cinco años previos al diagnóstico. Sin embargo, demasiado a menudo, los médicos no sospechan que los síntomas diagnósticos se correspondan con la esclerosis.
Habitualmente, la enfermedad se diagnostica tras sufrir varios síntomas neurológicos que se producen de forma muy seguida en el tiempo. Es lo que los clínicos denominan un evento desmielinizante. La sospecha diagnóstica se confirma a través de una resonancia magnética en la que pueden verse las lesiones, tanto nuevas como antiguas, en el cerebro o en la médula espinal.
Los investigadores canadienses de la Universidad de la Columbia Británica han realizado un estudio que permite determinar los signos y síntomas que podrían estar asociados con un diagnóstico de esclerosis múltiple. Con este propósito, los científicos analizaron los registros sanitarios de casi 14.000 personas que sufrían la enfermedad en cuatro provincias del país entre los 1984 y 2014 y cotejaron los resultados con un grupo de control de 67.000 personas no diagnosticadas por esclerosis múltiple.
Los resultados, que avanzamos ya al comienzo de este artículo, no dejan lugar a dudas. Los pacientes con esclerosis múltiple habían acudido con más frecuencia al médico que los no afectados hasta cinco años antes de haber sufrido el primer evento desmielinizante. Las visitas al médico o al hospital estaban motivadas por causas variadas. Síntomas del sistema nervioso, sensorial, musculoesquelético y urinario fueron las más frecuentes. La mayoría de los pacientes recibieron medicación para tratar síntomas musculoesqueléticos, del sistema nervioso, intestinal, metabólico, genitourinario y de las hormonas sexuales (como los anticonceptivos y los medicamentos para la fertilidad). Se dio la circunstancia, además, de que las visitas al psiquiatra por posibles enfermedades mentales fueron también más habituales entre los pacientes que después fueron diagnosticados por esclerosis múltiple que en los que no padecían la enfermedad.
El estudio canadiense no es el único que ha llegado a estas conclusiones. Existe un precedente, en una investigación realizada en el Reino Unido y publicada en Annals of Neurology, que reveló un marco temporal más amplio. Y es que los pacientes que luego fueron diagnosticados comenzaron a frecuentar los servicios sanitarios hasta diez años antes de la confirmación diagnóstica.
Investigaciones previas realizadas para otras patologías como el Alzheimer y el Parkinson habían demostrado la existencia de una serie de signos y síntomas iniciales que no se relacionan con las manifestaciones clínicas más típicas de estas patologías. Estos síntomas se conocen en la terminología médica como pródromos y resultan de gran utilidad a la hora de alertar sobre la posible enfermedad y de confirmar una sospecha diagnóstica.
Lo curioso en el caso de la esclerosis múltiple es que, hasta ahora, no se había definido un pródromo para esta patología. Sin embargo, la investigación realizada por los científicos canadienses permite determinar indicios que pueden indicar un diagnóstico de esclerosis múltiple. Quedan por realizar ahora nuevos estudios que permitan establecer más claramente un pródromo para esta enfermedad. Mientras tanto, parece necesario concienciar a los clínicos sobre la conveniencia de realizar pruebas diagnósticas ante los primeros síntomas, para confirmar o desechar la enfermedad cuanto antes.
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