DIABETES - 14 de abril de 2022
Padecer diabetes mellitus tipo 2 (DM2) es el primer factor que contribuye al desarrollo de la enfermedad renal crónica (ERC), calculándose que más del 40% de pacientes con esta patología desarrollarán algún grado de ERC a lo largo de su vida, según la Fundación redGDPS. Si, además, consideramos que la prevalencia de la diabetes en España alcanza el 13,8% y que los expertos pronostican que cerca de la mitad de los casos no están diagnosticados, la letalidad de la enfermedad renal crónica asociada a esta dolencia es motivo de preocupación para los profesionales sanitarios y sus pacientes.
La ERC puede pasar por diferentes estadios progresivos que van desde la hiperfiltración glomerular y cierto grado de hipertrofia renal en la fase inicial, hasta llegar a la nefropatía establecida, pasando por la aparición de microalbuminuria, hipertensión arterial o cambios estructurales. Finalmente, algunos pacientes desarrollarán ERC avanzada. Las pruebas para conocer su estadio son relativamente sencillas para cualquier paciente con diabetes que esté bajo tratamiento médico, puesto que se realizan a través de una analítica donde se determine el filtrado glomerular y la excreción urinaria de proteínas. Precisamente por ello, es importante la prescripción temprana de fármacos que han demostrado prevenir, detener o ralentizar el avance de esta enfermedad.
Sin embargo, la alta mortalidad de la ERC no responde a causas específicamente renales, sino que se debe, principalmente, a la elevada incidencia de cardiopatía isquémica, ictus e insuficiencia cardíaca en las personas que sufren enfermedad renal crónica. Así, los problemas cardiovasculares actúan como desencadenantes de la mayor parte de fallecimientos en pacientes que presentan comorbilidad entre DM2 y ERC, incluso aunque no existiese una afección cardiovascular previa.
En este sentido, no es desdeñable el cálculo de los expertos acerca de que en 2045 uno de cada 8 adultos padecerá diabetes, especialmente tipo 2. De hecho, actualmente esta patología ya afecta a aproximadamente 4 millones de individuos en nuestro país, teniendo mayor prevalencia en personas con edad avanzada que presentan obesidad o antecedentes familiares. Debido a esto, se torna de vital importancia la atención ofrecida a estos pacientes por parte del sistema sanitario, al tratarse de una enfermedad que será necesario vigilar durante el transcurso de toda la vida. Por tanto, evitar que muchas personas lleguen a desarrollar complicaciones vinculadas a la ERC requerirá del acceso a programas de educación diabetológica, así como a avances tecnológicos que permitan facilitar tanto el autocontrol de la enfermedad, a través de la monitorización de la glucosa en sangre, como el seguimiento continuado de los especialistas.
Entre las causas que se asocian frecuentemente a este incremento de pacientes con diabetes se encuentran un conjunto de factores socioeconómicos, ambientales y genéticos, aunque los más destacados suelen ser el aumento del sobrepeso y el envejecimiento generalizado de la población. En consecuencia, desarrollar hábitos de vida saludables que incluyan el mantenimiento de una dieta equilibrada y la constancia en la realización de ejercicio físico pueden ayudar a prevenir la enfermedad, así como lograr mayor estabilidad de los pacientes que han desarrollado la patología, estén o no insulinizados.
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