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¿Cómo podemos mejorar la prevención y el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares?

COLESTEROL - 16 de septiembre de 2022

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo y también en España, donde representan alrededor del 30% del total de defunciones en un año[i]. Dentro de las principales enfermedades cardiovasculares encontramos la hipertensión arterial, la insuficiencia cardiaca, las cardiopatías coronarias, como el infarto o la angina de pecho, el accidente cerebrovascular o ictus y las miocardiopatías, entre otras[ii].

 

Factores de riesgo

Cuando hablamos de enfermedades cardiovasculares, no podemos dejar de hablar de los factores de riesgo que nos hacen más propensos a padecer este tipo de patologías. Los principales factores de riesgo se dividen en dos grandes grupos, factores de riesgo modificables y no modificables.

  • Entre los no modificables encontramos los biológicos, que pueden ser la edad, el sexo o la genética. Sobre ellos lo único que podemos hacer es actuar de forma preventiva, puesto que ya se conocen desde una primera evaluación. A pesar de ser no modificables son muy útiles para detectar pacientes que tienen más o menos riesgo a corto y largo plazo.
     
  • En cuanto a los factores modificables destacan el sedentarismo, la obesidad, el tabaquismo, la diabetes, la hipertensión arterial y la hipercolesterolemia. Sobre estos, sí que podemos actuar, por ejemplo, cambiando nuestros hábitos para intentar reducir, en la medida de lo posible, ese riesgo. Los profesionales médicos nos ayudarán a modificarlos, mediante tratamientos y consejos sobre alimentación y estilo de vida[iii]. Dentro de los modificables, la hipercolesterolemia es uno de los principales factores de riesgo. Se trata de la alteración de los niveles de colesterol en sangre por encima de los límites establecidos. Controlar y reducir los niveles de colesterol es clave y factible debido a la eficacia demostrada de los tratamientos hipolipemiantes.

 

Situación actual

En España más del 50% de la población adulta presenta unos niveles de colesterol total por encima de 200mg/dl, un dato muy alarmante si, además, tenemos en cuenta que, dentro de las dislipemias, la hipercolesterolemia se considera la causa fundamental de un infarto de miocardio en el 54% de los casos. Además, el 86% de los pacientes con colesterol alto presentan algún otro factor de riesgo adicional [iv].

El control de la hipercolesterolemia puede alcanzarse reduciendo los niveles de C-LDL, con medidas higiénico-dietéticas y/o farmacológicas. Actualmente disponemos de herramientas y protocolos/guías actualizados que permiten controlar de manera eficaz los factores de riesgo cardiovascular, sin embargo, los datos indican que aún queda mucho camino por recorrer en la práctica, tanto a nivel nacional como a nivel europeo. [v] Y es que todavía 7 de cada 10 pacientes de alto y muy alto riesgo cardiovascular no consiguen alcanzar los niveles recomendados según guías de colesterol [vii,viii], a pesar del tratamiento. Por si esto fuera poco, como consecuencia del parón generalizado que provocó la pandemia por COVID, las guías de referencia para el control de estos factores de riesgo no han tenido la difusión y el seguimiento que se esperaba.

 

Últimos estudios

Según datos del Observatorio de tratamiento del paciente dislipémico en España, un proyecto liderado por las sociedades SEA (Sociedad Española de Arteriosclerosis) y SEC (Sociedad Española de Cardiología), las acciones preventivas reducen el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, sin embargo, el gran trabajo por hacer lo encontramos en la puesta en práctica de las guías y en el establecimiento de protocolos, con notables diferencias entre regiones. Algunos de los problemas que impiden la buena implementación de estos protocolos son la infraestimación del riesgo cardiovascular del paciente, el miedo ante posibles efectos secundarios, la escasa aplicación de terapia combinada o la falta de adherencia al tratamiento, entre otros.[vi]

Además, se necesitan avances en el control de estos tratamientos, por ejemplo, mediante la creación y desarrollo de herramientas informáticas, que se puedan incorporar a las historias de los pacientes para facilitar el seguimiento por parte de los profesionales sanitarios.

Durante los últimos años se han realizado varios estudios en pacientes en tratamiento con estatinas y se ha constatado que existe un amplio margen de mejora, tanto en la aplicación de los tratamientos, como en el seguimiento, así como también en el compromiso de los pacientes para cambiar su estilo de vida y seguir las pautas médicas y farmacológicas.

Sin duda, queda mucho trabajo por hacer, tanto por parte de los profesionales médicos como por parte de los pacientes, los cuales, debemos seguir las recomendaciones y cumplir con los tratamientos farmacológicos asignados para mejorar las cifras de éxito en esta materia.

 

 

Fuentes:

 

Bibliografía

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Conectando Pacientes

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