DIABETES - 9 de septiembre de 2022
Un diagnóstico de diabetes, como toda enfermedad crónica, produce un antes y un después en la vida de la persona. Desde el primer momento, el apoyo del entorno familiar se convierte en algo clave y es importante saber cómo ayudar. En este sentido, es importante tener paciencia, pues debemos establecer poco a poco nuevas dinámicas y reencontrar ese equilibrio familiar.
Sin embargo, el efecto psicológico que produce un diagnóstico de diabetes varía mucho según la edad del paciente. No será lo mismo en un niño de 4 años, que no entiende qué implica una enfermedad crónica, que en una persona de 16 años, en una etapa vital tan clave como compleja como es la adolescencia. En esta edad, el aspecto social es el protagonista: no querer ser diferente a los demás, la percepción propia, inseguridades y autoestima.
La adolescencia comprende desde los 10 y 12 años hasta los 18 aproximadamente. Esta es una época de cambios, tanto físicos como psicológicos, y adaptarse a una enfermedad será encima un reto más que enfrentar. Para poder ayudar, debemos saber en primer lugar cómo percibe un adolescente la diabetes. A menudo, será vista como un impedimento, pues él quiere encajar y esta patología le obligará a cambiar su rutina o hacer cosas diferentes al resto como controlar su dieta o inyectarse insulina. Además, el paciente se formulará ahora nuevas preguntas en relación con la enfermedad acorde a sus nuevas inquietudes vitales: ¿por qué a mí?, ¿cómo se lo digo a mis amigos?, ¿podré ser madre de mayor?, ¿le gustaré a los chico/as?, ¿cómo será mi futuro con la enfermedad?... etcétera.
La adolescencia es una etapa de rebeldía, donde la persona se cree inmune a todo, prioriza el presente y por lo general cuesta asumir responsabilidades. El coctel perfecto, totalmente contrario al compromiso y la constancia que exige una enfermedad crónica. Sin embargo, mejorar aceptar la diabetes y mejorar la convivencia con ella es posible. Te explicamos a continuación algunas buenas conductas que podéis adoptar en familia:
El mal control de la diabetes está estrechamente relacionado con la aparición de trastornos psicológicos como la depresión, la ansiedad o los síntomas del estrés. Ahora más que nunca, debemos pedir ayuda psicológica si fuera necesario, pues pequeñas indicaciones profesionales pueden hacer la convivencia con la diabetes mejore notablemente y por tanto, nuestra calidad de vida.
Redactado por:
Ana Gutiérrez Frutos
N.º. Col. M-33182. Psicóloga General Sanitaria