SALUD DE LA PIEL - 2 de junio de 2025
La piel humana no es solo una barrera física frente al entorno, sino también un ecosistema complejo que alberga una vasta comunidad de microorganismos, conocida como el microbioma cutáneo. Esta comunidad incluye bacterias, hongos, virus y ácaros que coexisten en equilibrio y desempeñan funciones esenciales para la salud de la piel. Estos microorganismos no solo protegen contra patógenos externos, sino que también regulan el sistema inmunológico local, participan en la cicatrización de heridas y ayudan a mantener el equilibrio del pH y la hidratación de la piel¹.
Una piel sana actúa eficazmente como barrera, evitando la deshidratación y protegiendo frente a agresiones físicas, químicas y biológicas. Esta función depende de múltiples factores, entre ellos, la estructura del estrato córneo, la producción de lípidos y, crucialmente, el equilibrio del microbioma².
Las bacterias comensales, como Staphylococcus epidermidis, estimulan la producción de péptidos antimicrobianos que inhiben el crecimiento de patógenos como Staphylococcus aureus, una bacteria implicada en la dermatitis atópica³. Además, Cutibacterium acnes produce ácidos grasos de cadena corta que pueden inhibir la formación de biopelículas por parte de S. epidermidis, contribuyendo así al mantenimiento de la homeostasis o equilibrio de la piel⁴.
La disbiosis se refiere al desequilibrio en la composición y función del microbioma. Puede producirse por el uso excesivo de antibióticos tópicos, productos cosméticos agresivos, estrés, cambios hormonales o enfermedades sistémicas. En estos casos, disminuye la diversidad microbiana y proliferan especies que desencadenan inflamación y disfunción de la barrera protectora¹.
En el acné, por ejemplo, se ha observado que no solo la cantidad, sino el tipo de cepas de C. acnes presentes en la piel determina la aparición de brotes. Algunas cepas son inflamatorias, mientras que otras son protectoras⁴. De forma similar, en la dermatitis atópica se ha documentado una sobrepoblación de S. aureus, junto con una disminución de cepas saludables como S. epidermidis, lo cual favorece los brotes y dificulta la recuperación³.
Preservar un microbioma saludable implica una combinación de medidas tópicas y sistémicas. Algunas recomendaciones clave incluyen:
Evitar jabones antibacterianos o desinfectantes de uso frecuente que alteran el pH natural.
Usar limpiadores suaves con pH fisiológico (entre 5.0 y 5.5) y humectantes que restauren la barrera lipídica.
Optar por cosméticos enriquecidos con microbiomas o prebióticos (nutrientes para las bacterias buenas) y probióticos tópicos (microorganismos vivos beneficiosos).
Mantener una dieta equilibrada rica en fibra, frutas, verduras fermentadas y productos lácteos fermentados, lo cual apoya indirectamente el microbioma cutáneo a través del eje intestino-piel.
Minimizar el uso innecesario de antibióticos tópicos salvo prescripción médica y aplicar fotoprotección diaria para evitar el daño UV, que también altera la composición microbiana.
Los avances en secuenciación genética han permitido caracterizar el microbioma cutáneo con una resolución sin precedentes. Es está abriendo el camino a una dermatología de precisión, en la que las terapias no solo se adaptan al tipo de piel, sino también a su perfil microbiano¹. Productos personalizados basados en la microbiota del individuo, análisis de probióticos tópicos específicos o el uso de "transplantes de microbioma" para tratar infecciones resistentes son algunas líneas de investigación abiertas. Además, se está estudiando cómo ciertas bacterias podrían potenciar o inhibir la eficacia de tratamientos contra el cáncer de piel, o cómo la restauración del microbioma podría prevenir recaídas en enfermedades inflamatorias crónicas¹.
Referencias
Zheng Y, et al. (2022). Commensal Staphylococcus epidermidis contributes to skin barrier homeostasis by generating protective ceramides. Cell Host & Microbe. https://doi.org/10.1016/j.chom.2022.01.004
Marsella R. (2025). Skin barrier in normal and allergic horses: What do we know? Veterinary Sciences. https://doi.org/10.3390/vetsci12020091
Zhang, C., Hu, Z., Lone, A. G., Artami, M., Edwards, M., Zouboulis, C. C., Stein, M., & Harris-Tryon, T. A. (2022). Small proline-rich proteins (SPRRs) are epidermally produced antimicrobial proteins that defend the cutaneous barrier by direct bacterial membrane disruption. eLife, 11, e76729. https://doi.org/10.7554/eLife.76729
Nakamura K, et al. (2020). Short chain fatty acids produced by Cutibacterium acnes inhibit biofilm formation by Staphylococcus epidermidis. Scientific Reports. https://doi.org/10.1038/s41598-020-77790-9
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