En el artículo anterior hice una pequeña introducción al mundo de las quemaduras, en este artículo quiero hablaros de su manejo según su agente causal y cómo manejarlas. Empezaré hablando de las actuaciones específicas, diferenciando ésta por tipo de quemadura, para después continuar con las generalidades en el tratamiento.
Las quemaduras térmicas.
Son las más comunes. La mayoría suelen ser leves, pero algunas pueden ser graves. Se pueden producir por:
- Una llama. En este caso, lo primero que debemos hacer es sofocar el fuego, con una manta que no sea acrílica y hacer rodar al accidentado, siempre que no se disponga de otro medio y los servicios de emergencia no hayan acudido. También hay que insistir que no corra, ya que aviva la combustión. No se debe retirar la ropa, muy importante, porque está adherida a la piel, con lo que se arrastraría la epidermis y se agrava la lesión.
- Si la quemadura térmica se ha producido por líquidos calientes, hay que retirar la ropa de inmediato, ya que la fuente de calor permanece en la ropa y hace que la quemadura pueda ser más profunda. Su tratamiento incluye lo que denominamos las 6Rs (rescate, resucitación, recuperación, rehabilitación, restauración e investigación (“research”)), que es el tratamiento prehospitalario antes de ser trasladado a un centro especializado. Una vez que es ingresado en el hospital, se manejan según sus grados y complejidades.
Dentro de las quemaduras térmicas, las podemos diferenciar también por el grado de la misma, teniendo diferentes tratamientos:
De primer grado
- Debemos hacer una limpieza de la superficie quemada, hidroterapia, en condiciones de asepsia, suero salino estéril y se puede añadir algún jabón bactericida como la clorhexidina, que nos permite valorar la profundidad de la quemadura.
- Hay que tratar el dolor mediante analgésicos, ya que la limpieza por fricción de la quemadura produce mucho dolor, procediendo con esto a la retirada de restos e incluso a veces de ungüentos domésticos. En las urgencias hemos visto en innumerables ocasiones quemaduras con restos de pasta de dientes, miel, posos de café, kétchup… Nunca se debe aplicar nada en una quemadura, ya que la puede agravarla por riesgo de infección, y luego la limpieza y su tratamiento puede ser más complicado.
- Las flictenas o ampollas en este tipo de quemaduras por evidencia deben de dejarse ya que acelera su curación, salvo en casos específicos por ser zonas de fricción o movimiento que puedan molestar al paciente. Aunque esto sigue generando mucha controversia, algunos autores dicen que las de un diámetro menor a 6mm deben mantenerse íntegras. Otros, en contraposición, dicen que es bueno la aspiración del líquido de la flictena mediante una aguja.
- Se deben desbridar diariamente para ir retirando tejido necrótico ayudando a su epitelización.
De segundo grado
- Además del desbridamiento quirúrgico, necesitan tratamiento tópico específico, creando un ambiente húmedo, lo que disminuye el dolor y favorece su curación. Para ello contamos con varias posibilidades: se puede aplicar agente antimicrobiano tópico, colocando apósitos oclusivos seco biológico o sintético.
- En el caso de quemaduras muy exudativas, podemos colocar apósitos hidrocoloides absorbentes.
- Desde hace muchos años se tratan las quemaduras con plata Ag, ya que actúa como un agente bactericida eficaz.
Hoy en día contamos con apósitos sintéticos que reducen significativamente la toxicidad frente a las cremas que se utilizaban con Sulfadiazina Ag. Estos apósitos actualmente liberan lentamente y en pequeñas cantidades, pero de forma continua y son más eficaces.
También contamos con mallas de silicona que se adhieren suavemente a la superficie de la zona quemada y permiten una curación más rápida. También hay apósitos antibióticos impregnados con vaselina y otras composiciones que ayudan y previenen contra las infecciones, evitando la rigidez de zonas de movimiento, como los dedos y zonas interdigitales.
De tercer grado
- Su tratamiento inicial es el mismo que las de segundo grado: Se realiza un desbridamiento quirúrgico con el mismo objetivo, acelerar la reparación tisular y disminuir el riesgo de infección.
- Cura oclusiva con antimicrobiano tópico.
- Escisión precoz quirúrgica de la escara, extirpación tangencial del tejido quemado, resecando de forma secuencial la piel, la grasa, el músculo…hasta llegar a una capa de tejido celular subcutáneo o de la fascias viables.
- Si se ha producido un síndrome compartimental, como ya dije en al anterior artículo por quemaduras circulares, se deben realizar escarotomías o fasciatomías, realizándolas en el quirófano de manera urgente. Consiste en una incisión quirúrgica realizada a través del tejido necrótico (o en el caso de la fasciotomia atravesando el tejido celular subcutáneo) y la fascia o aponeurosis subyacente. Con esta técnica se libera la compresión de los tejidos, permitiendo recuperar su perfusión y evitar su necrosis.
- En un segundo tiempo quirúrgico, realizamos la cobertura de continuidad. Existen varios injertos a elección del cirujano que crea más conveniente para el paciente. Existen los autoinjertos, aloinjertos, xenoinjertos o sustitutos de piel artificial.
Debemos tener en cuenta que en los niños se manejan con mucho más cuidado en cuanto al enfriamiento, ya que en relación a su masa corporal tienen mayor superficie cutánea y pierden rápidamente el calor, siendo muy susceptibles a la hipotermia, además de que necesitan un control más estricto en general.
En el próximo artículo, os hablaré sobre unas quemaduras un poco más especiales de manejar, por su especial mecanismo de acción, sumamente agresivo en muchos casos y muy destructivo, y que generan graves alteraciones hemodinámicas y funcionales, poniendo en un grave compromiso la vida. Su manejo está basado en opiniones de expertos. ¿Os lo váis a perder? ¡Os espero!