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¿Cómo elaborar una pizza saludable?

VIDA SALUDABLE - 24 de febrero de 2018

¿Puede una pizza ser saludable? La respuesta es inequívoca: sí. Todo depende de los ingredientes que utilicemos para su preparación. La pizza suele tener mala fama. Prohibida en casi todas las dietas de adelgazamiento, lo cierto es que existen opciones para hacer una pizza con todo el sabor, con muchos nutrientes y sin pasarnos de calorías. En este artículo te explicamos cómo.
 

La masa

Lo primero es la base. Existen opciones para comprar la masa ya preparada, pero si tienes ganas y tiempo, será mucho más saludable que la hagas tú mismo. Además no es difícil: Harina, agua y sal, eso es todo lo que necesitas, y, si optas por harina integral, mucho mejor. Nuestro consejo es que una vez amasada, extiendas bien la base hasta hacerla lo más fina posible. Así le quitarás unas cuentas calorías casi sin darte cuenta.
 

Los ingredientes

Una de las grandes ventajas de la pizza es que permite añadirle lo que quieras. Dos ingredientes deben aparecer para que, realmente, podamos hablar de pizza: el tomate y el queso. Si optas por un queso sin lactosa, la digestión será más sencilla puesto que desaparece la sensación de hinchazón que aportan otros quesos. Si quieres que además tenga pocas calorías, siempre puedes incluir una variedad desnatada o ligera. En cuanto al tomate, el otro must de la pizza, puedes utilizar un tomate frito preparado, pero nuestra propuesta es que elijas un tomate natural, bien maduro, y lo rayes sobre la base.

Como te comentábamos, la pizza admite todo tipo de ingredientes. Nuestras recomendaciones para que resulte más saludable son las siguientes. Si te gusta la carne, qué te parece si le pones un poco de pechuga de pollo a la plancha o de jamón. Si prefieres el pescado, el salmón y el atún son dos buenas opciones. Acostúmbrate a añadirle especias, le dan sabor y algunas de ellas son además saciantes. Si eres vegetariano, no tienes por qué renunciar al plato más famoso de la cocina italiana. Algunas verduras son ideales para la pizza. Espinaca, brócoli, berenjena, calabacín. Todo sabrá mucho mejor con unas hojas de rúcula fresca y unas lascas de queso por encima.

Dos últimos consejos. Mejor la pizza para comer que para cenar. Si aun así la haces antes de acostarte, deja pasar al menos dos horas antes de irte a dormir. Y, una última cosa, cuidado con la bebida. En muchas ocasiones, lo que engorda no es la pizza, sino lo que bebemos con ella.

Siguiendo estos sencillos consejos no tienes por qué renunciar a uno de tus platos favoritos. Y, ahora, quién dice que la pizza engorda.

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