VIDA SALUDABLE - 21 de julio de 2023
En numerosas ocasiones, asociamos la comida y la alimentación a calorías y nutrientes cuando en realidad esta va mucho más allá. Durante muchos años, ha sido y sigue siendo una manera de manifestar creencias religiosas, por ejemplo, o mostrar nuestra cultura, tradiciones, geografía, riqueza gastronómica… a través de los alimentos.
Mismamente en nuestra propia ciudad a día de hoy ya podemos probar comida de múltiples lugares por muy recónditos que sean. También, en cuanto viajamos algo, en el propio país ya vemos cambios y si cambiamos de país o más aún, de continente, la alimentación cambia por completo. Si hablamos de estancias cortas y temporales en un país o lugar ajeno al nuestro, al ser adaptaciones temporales, suelen realizarse de forma sencilla siendo la comida una gran forma de disfrute y enriquecimiento en nuestros viajes.
La cosa cambia cuando vivimos fuera, aunque sean temporadas cortas ya que la alimentación forma parte de nuestra entidad cultural, religiosa y gastronómica y cambiarla puede costarnos teniendo impacto a nivel físico y emocional.
En un estudio científico que realicé junto con otros compañeros, pudimos observar cómo personas que vivían al menos 6 meses fuera de casa, cambiaban sus hábitos. Un dato llamativo fue que casi un 12% indicó no haber probado productos de comida local en su estancia internacional. En alimentos concretos, los cambios se vieron en los productos lácteos, la carne, el pescado y productos ultraprocesados, mientras que la ingesta del resto de grupos de alimentos se mantenía bastante estable.
Además, también cambió la elección en la preparación de las comidas donde se cocinaba menos, se pedía más comida a domicilio o se usaba comida preparada que sólo hacía falta calentarla en el microondas. La ingesta de alcohol aumentó significativamente durante su estancia mientras que los hábitos de sueño y ejercicio se mantuvieron estables. Otro dato interesante es que el 38% indicó no haber tenido cambios en su peso y composición corporal y el resto de ellos, subidas y bajadas poco significativas.
La alimentación y educación nutricional la tenemos desde nuestra infancia, incluso las elecciones alimentarias se ha visto que pueden verse condicionadas desde el embarazo de nuestras madres. Es algo propio, que hacemos nuestro y en el que están influenciados muchos factores, de ahí que sea difícil de cambiar.
Redactado por:
Mireia Elías Fernández
Dietista-Nutricionista Col.MAD00190 y fundadora de Alimentación 3S.