VIDA SALUDABLE - 15 de abril de 2020
Hola lectores, amigos y compañeros. No quería dejar pasar la oportunidad que me brinda Conectando Pacientes para contaros y escribiros un poquito de la realidad que vivo día a día, desde mi punto de vista de cómo lo estamos viviendo los sanitarios. Sin entrar en polémicas, sin ofender a nadie, basándome en mi experiencia, en mis reflexiones personales y en informaciones científicas, pero de una manera sencilla, concreta y con algún que otro consejito que siempre es bueno recordar. Intentando no desviarme de la realidad, pero también siendo positiva y no entrando en alarmismos. Porque mi propósito con este artículo es que llegue a todo el mundo y lo pueda entender cualquier persona que lo lea, sin necesidad de que tenga conocimientos científicos o sanitarios. ¡Vamos a ello, a ver si sacamos algo bueno!
Todos sabemos y entendemos qué es un virus. Partiendo de ahí, os explicaré la diferencia entre los diferentes tipos y su importancia. Según su estructura, los virus tienen en su interior un genoma viral que está ubicado en el interior de la partícula que puede ser ADN o ARN. En este caso, el coronavirus es de tipo ARN.
¿Por qué os explico esto? Porque es muy importante su diferencia, y lo vais a entender enseguida. El virus de la varicela que todos conocemos es de tipo ADN. Esto significa que nuestro cuerpo, nuestro sistema inmunitario, una vez infectado por este virus, lo combate y supera la infección, pero no desaparece de nuestro organismo, se queda latente, dormido. De ahí que las personas que han pasado la varicela puedan desarrollar otra infección por el virus herpes-zóster, o como todos habréis oído, la típica culebrilla, herpes faciales, o del nervio trigémino. La diferencia con los virus ARN es que nuestro organismo los combate y desaparecen de nuestro cuerpo. Una vez que pasamos el Covid-19, nuestro organismo lo combate y lo elimina, hacemos anticuerpos, y en principio esa cepa de virus no la volvemos a padecer. Pero aquí voy a ser cauta, porque aún hay alguna que otra controversia y no se sabe cuánto duran esos anticuerpos, aunque en principio todo apunta a que ese tipo de virus no lo deberíamos de volver a sufrir.
¿Qué ocurre y por qué unos se ponen tan malitos y otros no?
Al sufrir el ataque de coronavirus, como con cualquier infección, nuestro sistema inmunitario, que es el encargado de defender de los organismos del exterior que quieren invadir nuestro cuerpo, produce una respuesta inflamatoria para combatirlo. Cuando nuestro sistema inmunitario es fuerte, se produce una respuesta inflamatoria enorme, que es la que causa que pacientes sin ninguna patología previa o factor de riesgo se pongan tan malitos. Aunque también hay que apuntar que, aunque el virus lo padezcamos igual mujeres y hombres, hay un índice más alto en hombres que se les complica y agrava la enfermedad. Esto es debido a varios factores, ya que los niveles en nuestro organismo no son iguales: hay factores biológicos que nos diferencian y es posible que por ello también se agrave más. Además están los pacientes que por su edad o enfermedades previas (ya sean de tipo cardiovascular, pulmonares, oncológicas o enfermedades que puedan debilitar nuestro sistema inmunitario) también les afecta más y se les complica este virus. Y como todo en la vida, está el equilibrio: ni mucho, ni poco.
Pero también existe otro factor como es la carga viral que pueda tener el virus en el momento del contagio. Un virus debilitado no tiene tanta fuerza para replicarse en nuestro organismo y lo podemos defender mejor. En cambio, si nos estornuda y nos contagia una persona en el momento más álgido de la enfermedad, en ese momento el virus es más virulento.
Tampoco quiero entrar en muchas explicaciones sobre esto, ya que se necesita tiempo para conocer bien este virus: cómo se comporta, si es estacional o no, el porqué de tantas complicaciones que ocasiona en nuestro organismo y muchas otras evidencias que tienen que confirmarse. Pero de lo que estoy segura es que llegaremos a entenderlo mejor y, aunque se quede entre nosotros, lo podremos tratar con mejores herramientas, ya que contamos con grandes expertos.
¿Qué hacemos y cómo lo prevenimos?
¡Toda una locura! ¿Nos ponemos mascarilla, no nos la ponemos? ¿Con qué limpiamos? Todos sabemos lo que nos informan desde el Ministerio de Sanidad, todas las normas de prevención, lavado de manos, no llevarse la mano a la boca, ojos, nariz, etc. Lo que sí quiero comunicar es lo que yo hago, y es aplicar el sentido común y coherencia, no hacer caso a cualquier información que nos llegue sin verificar su fuente, es decir, no hacer caso a los bulos, ya que el alarmismo y el miedo ante esta situación nos llevan a error. Si estas malito y tienes síntomas, y el beber líquidos calientes o vahos te ayuda, hazlo, nunca se ha muerto nadie por hacer estos remedios caseros que no te pueden hacer ningún mal. Ahora bien, lo que hay que tener en cuenta es que este virus sí se propaga por aerosoles. Si estás solo en tu casa puedes hacer aerosoles o vahos, pero si convives con alguien podrías contagiarlo al hacerlo. En definitiva, podría seguir y seguir rellenado hojas completas de este tipo de informaciones y bulos que nos han llegado a todos, pero lo único que voy a comunicar es que apliquemos el sentido común, como he dicho antes, y no hagamos ni divulguemos falsas noticias, bulos o alarmismos, ya que podemos hacer más mal que bien.
Respecto a las mascarillas, mi opinión y lo que llevo haciendo y aconsejando a todo mi entorno es que me parece importante que se utilicen, pero también que se sepa el por qué. Las mascarillas sí nos protegen, pero el tipo de mascarillas que utilizamos en la calle lo que hacen es evitar que la persona que está enferma de coronavirus lo propague, y como no sabemos a ciencia cierta quien lo puede padecer o no, yo opino que es bueno utilizarlas para no seguir propagando el virus y controlar la pandemia. Pero como todo, hay que saberlas utilizar: si te tocas la mascarilla que estás utilizando y te llevas las manos a los ojos, o nos ponemos a tocarlo todo en el supermercado, pues no hacemos nada. Hay que informarse bien, saber qué prevenciones son buenas y su por qué, no hacerlo por hacer o porque me lo dijo la vecina. En esto hay que tener mucho cuidado.
Dicho esto, quería decir, sin dejar atrás la realidad, que es cierto que muchas personas han muerto: mayores, jóvenes, no tan jóvenes, con enfermedades y sin ellas. Pero también he de deciros, y a mí me consuela que lo vivo a diario, que son más los curados que los que por desgracia no se curan; al igual que son menos los que les afecta gravemente este virus que los que lo pasan de forma leve. No obstante, mi forma de pensar es que es mejor tomar todas las precauciones posibles para evitar el contagio.
Y para finalizar, ya que tengo esta oportunidad de poder escribir y que la gente lo lea, aunque luego pueda gustar más o menos, me voy a permitir el lujo de dar mi opinión más sincera y con el mayor sentimiento personal y profesional del mundo.
Os sigo contando más en la segunda parte del artículo...
Redactado por:
Jana Lillo