VIDA SALUDABLE - 16 de julio de 2021
La piel es el mayor órgano del cuerpo humano y tenemos que cuidarla a diario para evitar problemas graves en el futuro. Durante todo el año y, especialmente, durante los meses de más calor, exponemos nuestra piel a la radiación solar y, muchas veces, no somos conscientes del daño que le estamos causando.
En primer lugar, es muy importante destacar la importancia del sol para nuestro organismo, entre otras razones, porque es la principal fuente de vitamina D, imprescindible para poder absorber el calcio necesario que mantiene nuestros huesos sanos y fuertes. Por eso, tomar el sol de forma controlada y con todas las medidas necesarias no solo no tiene por qué ser peligroso, sino que es recomendable.
Queramos o no, es inevitable exponer nuestra piel al sol, sobre todo durante el periodo estival, hoy os traemos una serie de consejos para que podáis hacerlo de forma saludable y con mucha precaución.
Siempre debemos llevar protección solar en nuestra piel cuando salimos de casa, ya sea invierno o verano. Hoy en día existen en el mercado cremas diarias que cuentan, en su fórmula, con factor de protección solar, por lo que es más fácil que no olvidemos aplicárnoslo antes de salir. Pero eso no es todo, si calculamos que vamos a estar expuestos al sol durante muchas horas, no es suficiente que salgamos de casa con protección, sino que debemos llevar con nosotros nuestra crema protectora para ir renovandola cuando sea necesario.
Sobre todo, en la playa, pero también en la ciudad, debemos evitar estar expuestos al sol más de media hora. Tenemos que intentar refugiarnos en zonas de sombra, sombrillas, toldos o terrazas cubiertas, especialmente durante las horas en las que el sol concentra mayor nivel de agresividad, entre las 12:00 y las 16:00.
Si vamos a hacer deporte durante más de treinta minutos, siempre es recomendable hacerlo con gorra o visera y usar un protector solar específico para estas actividades, resistente al sudor y de alta protección.
Tendemos a pensar que existen ciertas zonas de nuestro cuerpo que nunca se nos queman y, por tanto, nos olvidamos de ellas al usar crema protectora, como pueden ser las orejas, el cuello o los pies, sin embargo, toda la piel de nuestro cuerpo es igual de vulnerable a los rayos del sol y, aunque nunca se nos hayan quemado, es necesario protegerlas de igual manera que las zonas más sensibles.
Cuando vayamos a salir de casa o a la playa, debemos llevar con nosotros los complementos necesarios para proteger ciertas zonas más sensibles a la radiación solar. Por tanto, el uso de gorras, sombreros, viseras, pañuelos y gafas de sol homologadas se hace necesario si queremos disfrutar de una jornada saludable y tranquila.
Redactado por:
Cristina Lucerón