Seguro que has oído hablar del TDAH o conoces a alguien cercano que lo padezca o tenga un familiar afectado. El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es un síndrome relativamente frecuente, aunque todavía bastante desconocido. Es, precisamente, esta falta de información lo que explica que algunas falsedades se difundan como ciertas. En este artículo te comentamos, de la mano de la Clínica Universidad de Navarra, los diez mitos más extendidos del TDAH.
- La culpa es de los padres. Es cierto que, según diversos estudios, el TDAH tiene un componente biológico. Se estima que hasta un 75% se transmite por vía genética. Sin embargo, en ningún modo, puede culparse por ello a los padres, como tampoco se les responsabiliza por otras patologías. También, a menudo se atribuye a los padres incapacidad para controlar a sus hijos. Tampoco es cierto. Los niños con TDAH padecen problemas de atención y concentración y, en ningún caso, es por una falta de control de sus padres. Existen en casi toda España asociaciones de padres y madres que, en el supuesto de que tengas a un pequeño afectado, te pueden ayudar.
- El TDAH es un invento. No es verdad. El TDAH fue descrito en 1994, pero existía, con otros nombres, mucho antes. Históricamente se ha denominado Disfunción Cerebral Mínima, Síndrome Hipercinético, Síndrome del Niño Hiperactivo o Reacción Hipercinética de la Infancia.
- Los síntomas son leves. Tampoco es cierto. A menudo pensamos que es un problema derivado de la poca paciencia de los padres o de la exigencia excesiva de perfeccionismo. Sin embargo, el TDAH es algo más serio. De hecho, si no se trata, puede afectar de forma importante a la vida del niño.
- Es solo una enfermedad de la infancia. Es verdad que algunos de los síntomas del TDAH como la hiperactividad se suavizan o disminuyen con los años. Sin embargo, otros como la impulsividad puede persistir e incluso incrementarse en la adolescencia y en la edad adulta. Se estima que un tercio de los niños con TDAH seguirá padeciéndolo cuando alcance la madure.
- Afecta a los niños pero no a las niñas. Los síntomas en niños y niñas pueden ser algo diferentes. Es menos frecuente que las niñas manifiesten hiperactividad o depresión, pero más común que sufran ansiedad.
- El pediatra no puede diagnosticarlo. Un diagnóstico precoz es la mejor garantía para abordar el TDAH y poner en marcha el tratamiento que alivie sus síntomas. El diagnóstico puede ser perfectamente realizado por un pediatra, aunque la confirmación diagnóstica sea efectuada por un psiquiatra o neuropediatra.
- Es mejor no usar medicación. Es uno de los grandes mitos y uno de los mayores temores de los padres. A menudo, piensan que es mejor no medicar a sus hijos porque los fármacos son peligrosos. Es un error. La medicación es a veces necesaria para el correcto tratamiento del niño.
- Siempre es preferible el tratamiento psicológico. Los tratamientos no son exclusivos, sino complementarios. La psicoterapia es una opción útil que ayuda tanto al niño como a los padres. Pero también hay otras opciones y el medicamento es una de ellas.
- Los fármacos generan dependencia. Es falso. Los medicamentos que se utilizan para el abordaje del TDAH no generan adicción. Es más, se ha comprobado que reducen el riesgo de que abusen de las drogas en el futuro.
- Los medicamentos retrasan el crecimiento. Algunos estudios han encontrado que la medicación puede ralentizar en algunos casos el crecimiento del niño. Sin embargo, los especialistas coinciden en que estos trabajos no son concluyentes y necesitan más investigación.
La información veraz siempre es una buena herramienta para combatir los tópicos. Cuánto más sepas de la enfermedad, más fácilmente podrás afrontarla.