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Las enfermedades pulmonares han aumentado un 60% en mujeres tras empezar a fumar

SALUD PULMONAR - 18 de noviembre de 2022

Las enfermedades pulmonares contemplan diversos trastornos que afectan los pulmones, tales como asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), infecciones como gripe, neumonía y tuberculosis, cáncer de pulmón y muchos otros problemas respiratorios. Fumar cigarrillos o incluso inhalar pasivamente su humo de manera continuada puede ser determinante para la aparición de una de estas infecciones.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaco es la primera causa evitable de enfermedad, invalidez y muerte prematura en el mundo. En Europa, el tabaquismo provoca cada año 1,2 millones de muertes. Está directamente relacionado con la aparición de múltiples enfermedades (de las cuales 20 son diferentes tipos de cáncer según a International Agency por Research on Cancer (IARC) en su informe "World Cancer Report 2020" y es la principal causa de buena parte de muertes por cáncer de pulmón y de más del 50% de las enfermedades cardiovasculares.

Desde finales de los años 60, la mujer experimentó una incorporación masiva al consumo de tabaco que, en la actualidad, se refleja en un aumento de incidencia en patologías que antes estaban asociadas a varones como el cáncer de pulmón y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) que, en los últimos diez años, ha bajado ligeramente su prevalencia en hombres mientras que en mujeres está aumentando.

Por otro lado, la primera causa de muerte en mujeres, por encima del cáncer de mama, son las enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, muchas de ellas se pueden prevenir con una dieta equilibrada, haciendo ejercicio y evitando el hábito de fumar, no solo como prevención de las enfermedades cardíacas sino también de las neurológicas, como la demencia, que también se pueden prevenir.

Uno de los factores clave a la hora de detectar y prevenir es el diagnóstico precoz; a veces, se piensa menos en este tipo de enfermedades en la mujer, y es por ello por lo que no se diagnostican igual a hombres que a mujeres. Cuando una mujer fumadora acude con síntomas respiratorios a una consulta es menos probable que le hagan las pruebas de EPOC que a un varón. Si no se le diagnostica correctamente, es difícil ponerle un tratamiento adecuado y eso va a influir en la evolución y el pronóstico a largo plazo.

Es necesario sensibilizar a los médicos en todos los niveles asistenciales de que las mujeres también pueden padecer este tipo de patologías relacionadas con el tabaco y que históricamente han estado más asociadas con el género masculino, así como promover una divulgación a nivel social para que ellas mismas conozcan los síntomas y sus diferentes manifestaciones en ambos géneros. En este sentido, es esencial que haya presencia de mujeres en todos los ámbitos para que exista más conciencia de que hay que tener en cuenta estas diferencias de género y, además, es imperativo que todas las diferencias en la salud de hombres y mujeres sean tenidas en cuenta en las investigaciones científicas.

 

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