SALUD DE LA PIEL - 18 de noviembre de 2022
La psoriasis es una enfermedad del sistema inmunitario que puede afectar a la piel, a las uñas y a las articulaciones, produciendo inflamación. Es crónica y se presenta en brotes, con exacerbaciones y remisiones y, en ningún caso, es contagiosa. Afecta alrededor del 2,3% de la población y suele aparecer entre los 15 y 35 años, aunque también afecta a niños y a personas mayores.
La enfermedad no es hereditaria, pero hay una predisposición genética para padecerla, y un tercio de los afectados tiene familiares directos con psoriasis. Se sabe que, además de esta predisposición, son necesarios otros factores desencadenantes.
Aunque todos los tratamientos de la psoriasis son efectivos para la mayoría de los pacientes, ninguno lo es para todo el mundo, ya que la respuesta a cada tratamiento varía de una persona a otra. A pesar de que no existe una cura definitiva para la psoriasis, sí se cuenta con un gran arsenal terapéutico que mejora la calidad de vida del paciente y evita daños estructurales.
Más allá de los fármacos químicos compuestos por moléculas muy pequeñas de estructura y características muy definidas, y de los medicamentos biológicos, formados por moléculas de mayor tamaño y producidos por organismos vivos, que han permitido establecer nuevos estándares de eficacia y seguridad terapéutica en la psoriasis moderada a grave que son amplia y uniformemente reconocidos con base en la evidencia de ensayos clínicos, registros y metaanálisis, actualmente contamos con los biosimilares, sintetizados a través de técnicas de biología molecular a un coste más reducido que los medicamentos biológicos originales.
Desde la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), celebran el gran salto cualitativo en el tratamiento de los pacientes con psoriasis gracias a la llegada de los medicamentos biosimilares. Este grupo de medicamentos actúa específicamente bloqueando diferentes moléculas que intervienen en la inflamación. Además, nos proporcionan muchos beneficios en lo relativo a las comorbilidades provocadas por la psoriasis, entre las que se encuentran: la artritis, la obesidad, el hígado graso o enfermedades cardiovasculares. El aspecto más destacado de este tipo de fármacos biológicos es que consiguen hacer desaparecer las lesiones de psoriasis en la mayoría de los casos de los pacientes y además sin efectos secundarios; únicamente, en algunas ocasiones, pueden derivar en una ligera disminución de las defensas.
Desde la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), explican que entre las personas con psoriasis grave apenas el 10% de ellas recibe tratamiento con medicamentos biológicos, lo que equivale a unas 25.000 personas. Por ello, es necesario mejorar el acceso al circuito sanitario y que estos innovadores medicamentos puedan llegar a toda la población. Y esa es la meta para el futuro: conseguir que todos estos avances en investigación puedan usarse en la mayor parte de los pacientes que tienen esta enfermedad, sin la limitación de su alto coste.
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