PÁRKINSON - 2 de junio de 2019
Las personas con Parkinson, aparte de los característicos temblores, también pueden sufrir problemas generales de coordinación. Muchos de ellos también ven cómo cambia su escritura y forma de hablar, tienen movimientos lentos, rigidez muscular y alteraciones en el equilibrio o la postura, lo que hace que tengan miedo de desplazarse incluso en su propia casa, ya que pueden caerse y sufrir un accidente. Esto supone un problema en su rutina diaria y merma su calidad de vida, pero ahora, gracias a la realidad virtual, se pueden entrenar los distintos movimientos cotidianos para evitar caídas, según una investigación con pacientes que se ha llevado a cabo en la Universidad Americana de Utah.
Las nuevas tecnologías y su desarrollo son un aliado en muchas enfermedades, y también van a formar un papel fundamental en el Parkinson y otras enfermedades degenerativas. En concreto, esta investigación consistió en que, durante seis semanas, 10 pacientes con esta enfermedad estuvieron entrenando con unas gafas de realidad virtual en una especie de videojuego, donde tenían que esquivar o pisar una serie de objetos. Durante este periodo se observó como su coordinación mejoró.
Para evitar peligros, caminaban en una cinta de correr mientras que estaban sujetos con un arnés, y a su vez interactuaban con estos objetos virtuales que veían a través de unas gafas de realidad virtual. Si acertaban, los objetos se volvían más grandes en la siguiente ronda para aumentar así la dificultad de esquivarlos.
"La principal ventaja es que se pueden encontrar con múltiples obstáculos y terrenos mientras se mantiene un entorno seguro utilizando equipos como una atadura de restricción de caída", dice el profesor K. Bo Foreman asociado de la Universidad de Utah. "Los participantes disfrutaron de la experiencia y pensaron que era divertido, no solo era una forma de practicar ejercicio. Les gustaba entrenarse y desafiarse a sí mismos sin el temor de caer", añade.
Tras analizar los resultados de este estudio, los participantes mostraron mejoras significativas en su capacidad para esquivar cajas grandes y pequeñas, mejoraron su equilibrio y ampliaron el rango de movimientos más amplios en la cadera y en el tobillo, lo que se relaciona con un menor riesgo de caídas. Esto se traduce en buenas noticias para pacientes con Parkinson, una enfermedad neurodegenerativa progresiva, que necesita de estos estudios para facilitar la vida a los pacientes.
Ahora, este mismo equipo universitario está buscando financiación para incorporar este desarrollo al centro de rehabilitación del Hospital de la Universidad de Utah, así como para rediseñar el aparato, de forma que los pacientes realicen los ejercicios con un casco que tenga las gafas de realidad virtual incluidas y que así sea más cómodo. Y, por último, confrontarán los resultados obtenidos con pacientes que previamente hayan realizado programas de entrenamiento tradicionales para poder así comparar los datos con los de las personas que sólo usaron la realidad virtual. También, para que el estudio se considere un ensayo clínico, necesitarán la participación de un grupo de control formado por personas que no padezcan Parkinson.
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