MIGRAÑA - 5 de marzo de 2020
El cuerpo de la mujer sufre durante el embarazo numerosos cambios que explican una curiosa relación con los episodios de migraña. Así, algunos desajustes hormonales pueden desencadenar la aparición de dolores de cabeza por primera vez, sobre todo, durante el primer trimestre de gestación. Lo más común, sin embargo, es que las mujeres que suelen sufrir migrañas experimenten una sensible mejoría con el embarazo. Hasta el 60 % de las mujeres que sufren dolores de cabeza mejoran cuando esperan un bebé.
Y es que las migrañas se relacionan con cambios hormonales. Los descensos bruscos de los niveles de estrógenos pueden desencadenar migrañas y hasta el 70 % de las mujeres que las sufren revelan que existe una conexión entre los episodios de dolor y las menstruaciones. Por ello, durante el embarazo, cuando los niveles de estrógeno suben, la mayoría de las mujeres informa una mejoría en las migrañas y, al contrario, durante el período previo a la menopausia, las mujeres pueden sufrir migrañas con mayor frecuencia debido al descenso brusco de los niveles de estrógeno.
Los especialistas sostienen que, si a raíz del embarazo se producen migrañas por primera vez, es necesario valorar un posible factor de riesgo de hipertensión. Por lo tanto, cuando una embarazada tiene cefalea asociada a edema periférico o hipertensión es importante consultar al obstetra para excluir la preeclampsia. En las embarazadas con antecedentes de migraña de características típicas y examen neurológico normal, los estudios de imágenes deben aplazarse hasta después del parto.
Cuando es necesaria la realización de neuroimágenes con el fin de completar el hallazgo de anormalidades en el examen neurológico, el empeoramiento progresivo de la cefalea o un cambio inexplicable del patrón del dolor, el estudio de elección para la mayoría de las embarazadas es la resonancia magnética, que conlleva menos riesgos.
También la tomografía computarizada, más conocida como escáner, es relativamente segura durante el embarazo y es el estudio de elección para los traumatismos craneanos y la sospecha de hemorragia intracraneana aunque para reducir la dosis que llega al feto es más efectivo reducir el voltaje. Además, tampoco se recomienda usar contraste en las resonancias magnéticas a no ser que sean estrictamente necesarios pese a que no se han detectado efectos nocivos para el feto.
Por todo ello, aunque la migraña como tal no influye en el embarazo, ni aumenta el riesgo de aborto, ni de malformaciones, algunos doctores recomiendan planificar el embarazo en mujeres con episodios de migrañas para evitar complicaciones y que los médicos especialistas de neurología y ginecología estén coordinados.
Es fundamental que la mujer embarazada no tome ningún tipo de medicamento para combatir esos dolores de cabeza sin el visto bueno del médico, para que no afecte al bebé. Además, se recomienda la visita al hospital si la mujer tiene visión borrosa, lleva varias horas con dolor o si, además, tiene fiebre.
Tras el parto, las migrañas gestacionales suelen desaparecer, pero tienden a volver en pacientes que sufrían migrañas con anterioridad, ya que los niveles de estrógeno descienden precipitadamente después de dar a luz.
Por último, hay que tener especial atención si tomas medicación para las migrañas durante la época de lactancia ya que muchos de estos fármacos se pueden transferir al bebé por la leche materna. Consulta con el médico para que la medicación sea compatible con la lactancia.
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