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Mindfulness e hipertensión: cultivando la paz mental en la enfermedad

HIPERTENSIÓN - 16 de mayo de 2025

La hipertensión arterial es una enfermedad silenciosa que muchas veces pasa desapercibida hasta que genera consecuencias. Si bien el tratamiento médico y los cambios en el estilo de vida son fundamentales, no se puede ignorar el impacto que el estrés y el estado emocional tienen sobre la presión arterial. En este sentido, el mindfulness, o atención plena, se presenta como una herramienta eficaz para acompañar el tratamiento y cuidar la salud mental.

Cuando vivimos bajo tensión constante, el cuerpo reacciona liberando hormonas como la adrenalina y el cortisol. Estos aumentan el ritmo cardíaco y contraen los vasos sanguíneos, elevando la presión arterial. Si este estado se repite a lo largo del tiempo, puede contribuir al desarrollo o empeoramiento de la hipertensión.

Aquí es donde el mindfulness puede marcar una diferencia. Al entrenar la mente para enfocarse en el momento presente, se reduce la activación del sistema nervioso que mantiene al cuerpo en alerta. Con el tiempo, esto puede favorecer un estado más relajado y equilibrado, tanto física como emocionalmente.

El mindfulness consiste en prestar atención al momento presente con una actitud de apertura y sin juzgar. No se trata de “vaciar la mente” o “dejar de pensar”, sino de observar lo que ocurre dentro y fuera de nosotros con mayor conciencia y calma.

En personas con hipertensión, practicar mindfulness puede:

  • Disminuir los niveles de estrés y ansiedad.

  • Mejorar el descanso y la calidad del sueño.

  • Aumentar la conciencia sobre el cuerpo y las emociones.

  • Favorecer una mejor toma de decisiones en relación con la alimentación, el ejercicio o la medicación.

No hace falta tener experiencia previa ni dedicar horas al día. Basta con empezar poco a poco e ir creando un hábito. Algunas formas sencillas de integrar el mindfulness en la vida diaria son:

  1. Respirar con atención

    Dedica unos minutos al día a observar tu respiración. Siéntate en silencio, cierra los ojos y siente cómo el aire entra y sale de tu cuerpo. No intentes cambiarla, solo acompáñala. Esto ayuda a calmar el sistema nervioso y bajar la tensión.

  2. Observar el cuerpo

    Haz una pausa para escanear mentalmente tu cuerpo desde la cabeza hasta los pies. Observa si hay tensión, malestar o sensaciones agradables. Esta práctica ayuda a reconectar con el cuerpo y a detectar señales tempranas de estrés.

  3. Estar presente en lo cotidiano

    Comer, caminar o incluso lavar los platos pueden ser momentos de mindfulness si los haces con atención plena: observando, sintiendo, escuchando sin dejarte llevar por la prisa o los pensamientos automáticos.

  4. Meditar con apoyo guiado

    Existen muchas aplicaciones, vídeos o audios con meditaciones breves y accesibles para principiantes. Incluso con 5-10 minutos al día puedes notar cambios a largo plazo.

La hipertensión no se trata sólo con medicación, también se acompaña con conciencia, calma y cuidado interior. Practicar mindfulness es una forma sencilla pero poderosa de cultivar la paz mental, reducir el estrés y mejorar la relación con el propio cuerpo.

En tiempos en los que todo va rápido, parar y respirar con atención puede convertirse en un verdadero acto de salud.

Ana López Alonso Psicóloga General Sanitaria M-35894 en Alimentación 3S.

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