HIPERTENSIÓN - 16 de abril de 2021
Bien es sabido que la hipertensión puede dar lugar a problemas relacionados con enfermedades del corazón, de la vista o de los riñones, entre otros. Sin embargo, un efecto menos conocido habitualmente por la población, pero que varias investigaciones han descubierto, es que la tensión alta también está relacionada con el deterioro de la función cognitiva, es decir, con la demencia.
Según la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente dos tercios de la población mundial padece hipertensión y tan solo 1 de cada 5 tienen el problema bajo control. Esto quiere decir que, al no estar correctamente tratadas en la mayor parte de los casos, las consecuencias originadas pueden dar lugar a enfermedades. En el caso de la demencia, esta misma organización estima que afecta a unos 50 millones de personas en el mundo, siendo el Alzheimer la forma más habitual y que este número crecerá en los próximos diez años.
De igual manera, algunas publicaciones científicas confirman cada vez con más fuerza un incremento de los casos de demencia relacionados con la hipertensión arterial, sobre en todo en personas mayores.
En este sentido, la Confederación Española del Alzheimer atestigua que expertos del Rush Alzheimer's Disease Center, así como otros estudios referentes a este tema, han averiguado que aquellos pacientes con altos niveles de presión arterial también tienen un deterioro cognitivo mayor, lo que indica una relación entre ambos con el paso del tiempo.
Aunque todavía es necesario estudiar más en profundidad la relación existente entre la hipertensión y la demencia, está claro que actuar a tiempo en aquellos pacientes cuyos niveles de tensión son más altos en la edad adulta temprana ayudará a que, pasados a ciertos años, las funciones cognitivas serán más favorables.
Por esta razón, llevar un control y un tratamiento adecuado de la presión arterial es esencial puesto que es una enfermedad que la mayor parte de las veces no presenta ningún síntoma y, sin embargo, está actuando negativamente sobre nuestro organismo. La presión arterial normal se debe encontrar por debajo de 120 mm Hg de máxima y 80 mm Hg de mínima, a partir de 139 mm Hg y 89 mm Hg, se considera que las cifras son altas y, por tanto, se estaría en riesgo.
Según la Fundación Española del Corazón, la mejor forma de controlar que los niveles de tensión se disparen es a través de unos hábitos de vida saludables como realizar deporte de forma regular, cuidar la alimentación con productos saludables, reducir el consumo de sal y evitar el alcohol y el tabaco.
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