EPILEPSIA - 12 de junio de 2020
La epilepsia es una de las enfermedades neurológicas con más casos en España. Aunque no existe un cálculo preciso de cuántas personas padecen la patología en nuestro país, se estima que son en torno a 400.000 las personas que tienen que convivir en su día a día con ella.
Según expone el doctor Francisco Javier López, coordinador del Grupo de Estudio de Epilepsia de la Sociedad Española de Neurología (SEN), “la incidencia anual se encuentra entre 30-50 casos por cada 100.000 habitantes. La prevalencia acumulada es de unos 5-10 casos por cada 1.000 habitantes. Esto significa que hay un porcentaje amplio de la población con crisis epilépticas”.
Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que el 10% de la población mundial sufrirá, al menos una vez en su vida, una crisis epiléptica.
La falta de precisión en el cálculo de las estadísticas se debe a la dificultad que se encuentra a la hora de diagnosticarla. Hay casos en los que el retraso en el diagnóstico puede llegar a los 10 años, y en el alto número de falsos positivos, que podrían sumar un 18%.
La demora a la hora de determinar si una persona padece o no la enfermedad radica principalmente en el hecho de que un 25% de las crisis epilépticas pasan totalmente inadvertidas tanto por quien las padece como por los familiares y personas de su entorno. Las conocidas como crisis tónico-clónicas generalizadas son muy características, fáciles de reconocer y representan entre el 20 y el 30 por ciento del total, sin embargo, “hay otras diferentes con manifestaciones más sutiles en las que hay pequeñas ausencias, falta de respuesta a los estímulos, la realización de movimientos automáticos… que pasan más desapercibidas por pacientes o familiares y se retrasa el tiempo hasta que se acude al médico”, añade el doctor López.
Afortunadamente, como apunta el experto, “alrededor del 70% de los pacientes se controlan bien con la medicación y de ellos alrededor de un tercio termina por no necesitar el tratamiento”. Sin embargo, existe otro tercio que en el que no se consigue controlar bien la patología con la terapia farmacológica, con crisis continuas y en los que se produce una merma importante de la calidad de vida.
Para ello, resulta muy importante que se realice un diagnóstico precoz para evaluar si puede ser efectivo recurrir a una intervención quirúrgica que elimine las crisis de la enfermedad. En los casos en los que no se consigue, se recurre a otro tipo de técnicas paliativas, como la estimulación del nervio vago, con las que se consigue reducir la frecuencia de las crisis.
Aunque la epilepsia puede aparecer en cualquier momento de nuestra vida, existen dos momentos pico importantes: la edad infantil-juvenil y la edad tardía, cuando existen lesiones en el sistema nerviosos central como consecuencia de infartos, traumatismos, neoplasias o algún otro accidente relacionado. ” A veces, una o varias crisis epilépticas son el comienzo de una enfermedad, pero otras veces el paciente tiene crisis sin causa conocida o por causas genéticas. Casi siempre hay un origen de lesión en el sistema nervioso central", concluye el doctor López.
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