DIABETES - 14 de julio de 2023
Cualquier persona que se administre insulina o experimente un nivel bajo de azúcar en sangre es susceptible de percibir cambios temporales en su estado de ánimo. Estos irán desde la irritabilidad, el cansancio, el enfado o la frustración. Esta bajada de azúcar también tiene un impacto diferente según lo que estemos haciendo en ese momento. Pues no afrontaremos de igual manera una situación estresante si estamos al cargo de un niño, dos adolescentes, repletos de trabajo o en casa relajados en ese momento.
Si bien ya como vemos la falta de azúcar en nuestra sangre tiene un impacto significativo en nuestro estado de ánimo, el afrontar un diagnóstico de diabetes afectará completamente a nuestras emociones. En primer lugar, por cómo gestionamos las consecuencias físicas de la enfermedad, pero también por sabernos ahora pacientes de una enfermedad crónica que hará que nos replanteemos por completo nuestro día a día.
En este sentido, los efectos emocionales más comunes cuando padecemos diabetes están relacionados con la forma de afrontar el diagnóstico y la adherencia al tratamiento. Este será un camino complicado y habrá veces que nos sintamos frustrados o desesperanzados y pensemos que es la enfermedad quien controla nuestras vidas y no al revés.
¿Por qué nos sentimos así? A los problemas cotidianos y las preocupaciones mundanas, se suman de la noche a la mañana nuevos dilemas que debemos enfrentar. Desde el estigma o el prejuicio de la sociedad, la carga financiera de los medicamentos o el control médico constante.
Estas preocupaciones vitales se suman a los nuevos cambios que debemos incorporar en nuestro día a día, como planificar las comidas o medir el azúcar en sangre, lo que puede hacer que nos sintamos estresados. Como un círculo vicioso, un alto nivel de estrés, por partida doble, no solo libera más glucosa en sangre, sino que puede hacer que el paciente comience a adoptar rutinas poco saludables. Por ejemplo, descuidar su dieta, consumir drogas o vivir un estilo de vida sedentario, todo ello factores de riesgo para los pacientes con diabetes.
También, no podemos hablar de estados de ánimo y diabetes sin mencionar la depresión, un trastorno mucho más presente entre estos pacientes en comparación con la población general. Si bien la relación que guardan ambos trastornos está aún en investigación, podemos saber que el control de la diabetes es un proceso estresante que puede provocar síntomas de depresión. A su vez, las complicaciones de salud que genera la diabetes pueden empeorar los síntomas anímicos de la depresión.
Por ello, cada vez existe una mayor conciencia del riesgo de sufrir depresión en patologías como la diabetes, aunque la adopción de medidas para prevenirlo o el abordaje multidisciplinar en la diabetes sigue siendo una asignatura pendiente del profesional sanitario.
Ante esto, debemos poner también el foco en las consecuencias psiquiátricas y la expresión de las emociones cuando padecemos una enfermedad crónica, pues siguen siendo un tabú en nuestra sociedad, especialmente en personas de edad avanzada. Como hemos mencionado, un abordaje multidisciplinar a la diabetes no solo mejorará la calidad de vida de los pacientes, sino que también prevendrá el posible empeoramiento de los síntomas.
Redactado por:
Ana Gutiérrez Frutos
N.º. Col. M-33182. Psicóloga General Sanitaria