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Enfermedad de Crohn: Cómo el estrés impacta en la salud intestinal y cómo manejarlo

ENF. DE CROHN - 18 de noviembre de 2025

La enfermedad de Crohn es una condición crónica del intestino que provoca inflamación y alteraciones digestivas, y cuya evolución está influida por factores inmunológicos, genéticos y ambientales. Entre estos últimos, el estrés psicológico juega un papel relevante: aunque no causa Crohn, puede empeorar los síntomas, disparar brotes o aumentar la sensación de malestar. Comprender cómo mente e intestino se comunican es clave para gestionar la enfermedad de forma más efectiva.

El eje intestino-cerebro y el nervio vago

El intestino y el cerebro están conectados a través del eje intestino-cerebro, que involucra el sistema nervioso, el inmunológico y hormonas del estrés como el cortisol. Una vía central en esta comunicación es el nervio vago, que forma parte del sistema nervioso parasimpático, que es el encargado de la “respuesta de calma y recuperación” frente al estrés. Su función principal es actuar como una vía de comunicación bidireccional entre el cerebro y los órganos internos:

  • Hacia el cerebro: envía información sobre lo que está sucediendo en el intestino y otros órganos. Esto ayuda al cerebro a interpretar señales de saciedad, dolor, inflamación o malestar.

  • Desde el cerebro: transmite órdenes que regulan funciones automáticas como la digestión, la frecuencia cardíaca, la respiración y la respuesta inmunitaria.

En otras palabras, el nervio vago es como un regulador del equilibrio interno: mantiene la calma, reduce la inflamación intestinal y ayuda a que los sistemas del cuerpo trabajen de manera coordinada.

Cómo el estrés altera la enfermedad de Crohn

Cuando vivimos situaciones estresantes, el cuerpo entra en modo “lucha o huida”, desviando energía de la digestión hacia otras funciones y disminuyendo la actividad del nervio vago. Esto puede agravar síntomas como dolor, diarrea o distensión, y a la vez aumentar la ansiedad y la preocupación.

Desde un enfoque psicológico, el estrés sostenido activa patrones de alerta mental y emocional que repercuten directamente en el intestino:

  • Mayor frecuencia de brotes o empeoramiento de síntomas.

  • Cambios en el apetito y hábitos alimentarios, que pueden afectar la nutrición.

  • Sensibilidad aumentada a molestias digestivas y dolor abdominal.

  • Tránsito intestinal irregular: diarrea o estreñimiento.

Estrategias integradoras para manejar el estrés en Crohn

Cuidar del cuerpo y de la mente de manera integrada ayuda a regular el nervio vago y mantener el intestino en equilibrio. Algunas estrategias prácticas incluyen:

  1. Respiración consciente y activación del nervio vago.
    Respiraciones lentas y profundas hacia el abdomen reducen el cortisol y facilitan la calma intestinal. Ejemplo: respiración 4-6-8 (inhalar 4 s, mantener 6 s, exhalar 8 s).

  2. Alimentación consciente.
    Comer despacio, masticar bien y prestar atención a los alimentos ayuda a mejorar la digestión y estar más presentes.

  3. Actividad física suave y regular.
    Caminar, estiramientos o yoga suave estimulan el nervio vago, alivian tensión muscular y apoyan el tránsito intestinal.

  4. Técnicas de relajación y mindfulness.
    Cantar, tararear, gargarear, meditar o practicar mindfulness activa el nervio vago y favorece la regulación emocional.

  5. Gestión de pensamientos y emociones.
    Identificar situaciones que generan ansiedad permite responder de manera más calmada, reduciendo la activación crónica del sistema de estrés.

  6. Rutinas y descanso.
    Mantener horarios de sueño y comidas ayuda al equilibrio digestivo y emocional, fundamental en Crohn.

  7. Apoyo social y emocional.
    Compartir experiencias con familiares, amigos o grupos de apoyo disminuye la percepción de estrés y mejora la resiliencia emocional.

En la enfermedad de Crohn, el estrés no solo afecta a nivel psicológico: modula la inflamación, la actividad intestinal y la percepción de malestar. Respirar con conciencia, comer con atención, moverse, descansar y aplicar técnicas que estimulen el nervio vago permite cuidar el eje intestino-cerebro y vivir con más serenidad, incluso en el contexto de una enfermedad crónica.



Ana López Alonso Psicóloga General Sanitaria M-35894 en Alimentación 3S.

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