COLESTEROL - 30 de julio de 2020
Una buena alimentación es uno de los pilares fundamentales para gozar de buena salud y evitar el desarrollo de patologías como hipercolesterolemia. Por lo general, conocemos qué alimentos ayudan a prevenirla (frutas, verduras, legumbres, cereales, aceite de oliva) así como los alimentos que aumentan el riesgo de padecer la enfermedad (las carnes rojas y los lácteos grasos). Sin embargo, un reciente estudio epidemiológico revela que también tenemos que cuidar qué bebemos, algo a lo que no siempre prestamos atención.
En la investigación realizada por científicos del Centro Jean Mayer para la Investigación de la Nutrición Humana y el Envejecimiento de la Universidad de Tufts se ha podido observar que las personas de mediana edad y de edad avanzada que acostumbran a consumir a diario bebidas azucaradas, como los refrescos, presentan, en comparación con quienes a la misma edad no los toman, un mayor riesgo a sufrir unos niveles alterados de colesterol y triglicéridos.
Según los resultados que el grupo de expertos publicó en el Journal of the American Heart Association, los adultos que bebieron, al menos, una bebida azucarada al día durante un periodo de cuatro años previo al análisis de lípidos en sangre presentaron un riesgo aumentado. En concreto, tenían un 98% de posibilidades de sufrir bajos niveles de colesterol LDL, conocido como ‘bueno’ y encargado de limpiar las placas que se forman en las arterias, y una probabilidad un 53% mayor de tener los triglicéridos altos.
"Evitar estas bebidas azucaradas constituiría una estrategia dietética que ayudaría a mantener los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre en niveles saludables", recomienda Nicola McKeown, epidemiólogo nutricional y uno de los autores de la investigación.
Para llevar a cabo el estudio, se recopilaron los datos de más de 5.900 pacientes a los que se categorizó según los tipos de bebidas que tomaban y la frecuencia de consumo. Una vez divididos en diferentes grupos, fueron sometidos a análisis de sangre cada cuatro años durante un periodo de 12 años dentro del Framingham Heart Study, una gran investigación que pretende monitorizar los factores de riesgo cardiovascular a lo largo de varias generaciones.
Paralelamente, el mismo grupo de investigadores abordó el estudio de los sustitutivos habituales de los refrescos, como son los zumos naturales o bebidas edulcoradas, pero bajas en calorías, que también presentan algún riesgo para la salud. Sin embargo, en el caso del colesterol, no se encontró una relación significativa con este tipo de bebidas.
A pesar de ello, los expertos recomiendan consumirlas con moderación y recuerdan que el agua es la manera más saludable de calmar la sed. "La investigación sobre los efectos del consumo de refrescos light a largo plazo está solo en sus comienzos, así que lo prudente sería considerar también las bebidas sin como un capricho ocasional. Y en lo que se refiere a los zumos naturales, lo mejor es consumir la fruta entera como coinciden las recomendaciones nutricionales", concluye el doctor McKeown.
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