CÁNCER DE COLON - 19 de febrero de 2021
El cáncer colorrectal es el tipo de cáncer con diagnóstico más frecuente en España. Este cáncer afecta a 1 de cada 20 hombres y a 1 de cada 30 mujeres antes de cumplir los 74 años.
Uno de los principales factores que incide en el desarrollo de esta enfermedad reside en la edad. Los casos se diagnostican en personas mayores de 50 años. ¿Pero cómo influye aquí la genética? Un individuo tiene más predisposición a padecer esta enfermedad si tiene antecedentes familiares. Dentro de este tipo de cáncer, las personas que son diagnosticadas sin patologías previas se consideran de riesgo medio, mientras que las que tienen antecedentes familiares son de alto riesgo.
Al igual que pasa en otras enfermedades y en otro tipo de cánceres, la prevención resulta ser el mejor freno a esta enfermedad. Para poder realizar una detención precoz de este cáncer es esencial poner en marcha cribados en la población mediante pruebas que determinen si hay factores que puedan desarrollarlo. Los pacientes de alto riesgo precisan realizarse las pruebas al tener antecedentes familiares que lo hayan padecido sin tener que esperar a dicho cribado.
Este cáncer se desarrolla a partir de pólipos, lesiones benignas que se va desarrollando en un periodo de 10 años. Según la Fundación Española del Aparato Digestivo, la prevención y detección precoz salva vidas, pues el 90% de pacientes con esta enfermedad se cura cuando los primeros síntomas se detectan con tiempo. Sin embargo, en este campo se han realizado unas nuevas recomendaciones sobre la detección precoz a raíz de estudios sobre el comportamiento de los síntomas dependiendo de la incidencia hereditaria y familiar.
La Asociación Española de Gastroenterología ha promovido el estudio “Risk of Advanced Neoplasia in First Degree Relatives patients with Colorrectal Cancer” para investigar sobre la relación entre las pruebas de detención y la incidencia hereditaria de la enfermedad. Este estudio tuvo como conclusión que la necesidad de prevención es especialmente importante cuando existen antecedentes de dos familiares afectados por este cáncer.
También reflejó que el riesgo de presentar neoplasias que deriven en cáncer es parecido en pacientes sin antecedentes, que, con antecedentes, es decir, tiene un riesgo similar un individuo con un familiar en primer grado que un individuo que pertenece a la población general a partir de los 50 años de edad.
Este resultado supone y sugiere la revisión de las guías actuales de prevención, ya que las pruebas específicas a pacientes con riesgo hereditario deberían reservarse a aquellas que presentan como mínimo dos casos previos de la enfermedad en la familia. Asimismo, sugiere que la detención en personas con un antecedente y aquellas que no tienen ninguno deberían de ser similares. Como conclusión, aunque el cribado deba de ser específico en la población de riesgo, las pruebas deben de comenzar antes para los pacientes con riesgo de dos o más antecedentes hereditarios.
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