CÁNCER DE COLON - 17 de febrero de 2023
El cáncer colorrectal es el segundo tumor que más muertes provoca en los países desarrollados, con una incidencia al alza en menores de 50 años. El crecimiento de pólipos (masas anormales de tejidos) en la mucosa del intestino marca el inicio de esta enfermedad, aunque en la mayoría de los casos estos nunca se convierten en tumores malignos. El ritmo de crecimiento de los pólipos es lento, ya que tardan 2-3 años en medir más de un centímetro y entre 7 y 10 años en convertirse en un cáncer.
Para su detección, se suelen realizar cribados poblacionales que incluyen pruebas de heces fecales en busca de sangre oculta (SOH) o exámenes visuales como colonoscopias, en los que el médico observa el interior del colon y del recto con un tubo flexible llamado colonoscopio. La detección temprana y extirpación de estos pólipos, es decir, cuando aún no se ha desarrollado cáncer, es fundamental, ya que se previene la aparición posterior en hasta un 90% de pacientes.
El cáncer colorrectal no suele provocar síntomas específicos, salvo que se encuentre en una fase avanzada. Entonces, puede producirse sangrado en las heces, cambios en la frecuencia y características de las deposiciones, dolor abdominal prolongado y pérdida de peso o de apetito inexplicada.
Factores que aumentan el riesgo de desarrollar pólipos
Estos son algunos de los principales factores de riesgo para el desarrollo de pólipos que podrían traducirse en cáncer colorrectal.
Para prevenir la formación de pólipos, se recomienda realizar exámenes de detección regulares e introducir algunos cambios en el estilo de vida. Se aconseja adoptar una dieta baja en grasas, que incluya suficientes frutas y verduras y evite el consumo frecuente de carnes rojas. También se añaden a estas recomendaciones la práctica de ejercicio físico moderado varias veces a la semana.
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