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Consejos para cocinar y prevenir el anisakis

ANISAKIS - 24 de marzo de 2019

Alteraciones digestivas y reacciones alérgicas son algunos de los efectos de la anisakiasis. Esta enfermedad generada por las larvas del anisakis, un parásito que puede encontrarse en el pescado, se ha convertido en los últimos años en un problema de salud pública. Su incidencia aumenta por el consumo cada vez más frecuente de pescados crudos o poco cocinados. Disfrutar de todo el sabor de tus platos favoritos sin riesgo alguno no debería ser un problema. Te invitamos a que sigas unos simples consejos para olvidarte del anisakis para siempre.

Lo primero que debes saber es que la enfermedad causada por el anisakis solo se transmite si comes pescado parasitado crudo o poco cocinado. Podemos saborear por lo tanto una buena merluza o un buen rape frescos bien preparados sin preocupación alguna. Si lo que te gusta es el marisco, no sufras. Langosta, langostino, bogavante, gamba, quisquilla, camarón, nécora o centollo pueden tomarse sin problemas cocidos o a la plancha, como siempre los has preparado.

El pescado cocido, frito, al horno o la plancha, tal y como lo preparaban nuestras abuelas, no tiene riesgos. Estos procedimientos eliminan el parásito porque no sobrevive alcanzados los -60 grados.

Pero ¿y si lo que te gusta es el pescado crudo? También puedes consumirlos. Antes de nada, cuando vayas a la pescadería, cómpralo limpio y sin tripas. Seguro que tu pescadero no tendrá problemas. Si no lo consigues limpio, quítale las vísceras en cuanto llegues a casa. Además, opta por la congelación, es el método más eficaz para acabar con el parásito. Una advertencia: los frigoríficos viejos, de menos de tres estrellas, no alcanzan la temperatura de seguridad suficiente. Nuestro consejo es que congeles el producto a -20 grados durante cinco días para evitar riesgos.

Es especialmente importante que extremes las pautas de congelación con pescados que vayas a consumir crudos como los boquerones en vinagre y otros escabeches, el sashimi, el sushi, los carpaccios, los ceviches y los ahumados como el arenque, la caballa o el salmón salvaje.

¿Todas las especies requieren congelación? La respuesta es no. Las ostras, mejillones, almejas, coquinas y demás moluscos bivalvos no la necesitan. Tampoco los de aguas dulces como truchas y carpas ni los desecados salados como el bacalao.

Si lo que te apetece es comer fuera, puedes estar tranquilo. Las leyes europeas y españolas obligan a los establecimientos a congelar los productos de pesca que se vayan a consumir crudos a una temperatura igual o inferior a –20º C durante un periodo de al menos 24 horas, o a -35º C durante un periodo mínimo de 15 horas.

Así que ya no hay excusa, tanto si comes de restaurante como si lo hacen en casa, consume pescado, es fuente de vida.

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