ALERGIA - 27 de enero de 2023
Como os contamos en un artículo anterior, la alergia a los animales se refiere a la manifestación de síntomas alérgicos debido al contacto o la inhalación de partículas emitidas por los animales.
Los animales que con mayor frecuencia causan reacciones alérgicas son los gatos y los perros. Los alérgenos de estos animales permanecen suspendidos en el aire durante más tiempo, incluso cuando el animal ya no está presente en la casa, y pueden penetrar profundamente en las vías respiratorias. Las personas alérgicas a estos animales suelen notar los síntomas al poco tiempo después de entrar a viviendas donde habiten estos animales.
Entre todos los animales, el gato es el más investigado y el que causa más reacciones alérgicas. Se han identificado 8 alérgenos en los gatos, siendo el más común es el Fel d 1, responsable de la reacción en el 80-90% de los alérgicos. Incluso pequeñas cantidades de Fel d 1 son capaces de causar síntomas respiratorios. Este alérgeno se excreta por las glándulas sebáceas y se deposita en la piel, caspa y en menor cantidad en la saliva, glándulas lacrimales y glándulas perianales. Las concentraciones de Fel d 1 son mayores en los machos que en las hembras. No se ha encontrado una diferencia antigénica entre las diferentes razas de gatos, y este alérgeno también se ha encontrado en otros felinos, como leones y tigres.
El perro es la mascota más común en los hogares. En él se han llegado a identificar seis alérgenos, los cuales los podemos encontrar en la caspa, la saliva, la orina y el suero. Los dos principales alérgenos del perro se denominan Can f 1 y Can f 5, y entre los dos causan reacciones al 70-90% de las personas alérgicas. Los perros que has sido castrados presentan menor cantidad de Can f 5, mientras que en las hembras no se detecta. Existen otros alérgenos menos comunes en los perros, algunos de los cuales se encuentran en la caspa y la saliva.
En adición a los gatos y los perros, también se han reportado reacciones alérgicas a otros animales, incluyendo caballos, vacas (tanto en la caspa como en la leche), roedores, otros mamíferos (como hurones, ovejas o cerdos), aves (en ocasiones debido al uso de edredones y almohadas de plumas), reptiles, anfibios y arácnidos. Estas reacciones alérgicas son menos comunes, pero pueden causar síntomas similares a las causadas por gatos y perros, y se deben tener en cuenta al evaluar y tratar a pacientes con alergias.
El mejor enfoque para tratar una alergia animal es alejar al animal de la residencia y evitar cualquier tipo de contacto con él, pero esta solución no debe ser considerada a corto plazo, ya que los alérgenos pueden persistir en el polvo de la casa durante semanas e incluso meses después de la retirada de la mascota. Aunque puede parecer sencillo, a menudo es difícil deshacerse del animal debido a los lazos emocionales que se han formado entre el animal y su dueño. Para aquellos pacientes que no desean deshacerse de su mascota, se recomiendan algunas medidas alternativas como:
El tratamiento con vacunas o inmunoterapia está recomendado para personas que no pueden evitar el contacto con los animales, o para quienes deciden no alejar al animal de su hogar. También es recomendable considerar esta opción para pacientes que han sido muy sensibilizados y cuyos síntomas persisten a pesar de haber retirado el animal de la vivienda.
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