ALERGIA - 23 de noviembre de 2020
En la actualidad, la mayoría de las personas permanecen gran parte de su tiempo en espacios cerrados, respirando aire rico en sustancias potencialmente alergénicas. El polvo de casa es la principal fuente de alérgenos del interior de las viviendas. Está compuesto por una mezcla de materia inorgánica y orgánica, que puede actuar como alérgeno: escamas de piel humana, fibras, bacterias, virus, pólenes, insectos y ácaros entre otros. Aunque se puede ser alérgico a una o más de estas sustancias, los ácaros domésticos son la fuente principal de alérgenos del polvo de casa.
El ácaro del polvo doméstico es una especie cosmopolita de la familia Pyroglyphidae que habita en los domicilios. Se alimenta de detritos orgánicos, como escamas de piel humana, y prolifera en ambientes estables como las casas. Los ácaros son una causa habitual de asma y síntomas alérgicos en todo el mundo. Su intestino contiene potentes enzimas (principalmente proteinasas o proteasas) que persisten en las heces y suponen uno de los principales inductores de reacciones alérgicas, entre las que se incluyen síntomas en las vías respiratorias altas y bajas.
El exoesqueleto de los ácaros también puede contribuir a la aparición de reacciones alérgicas. Los ácaros del polvo doméstico en Europa y América (Dermatophagoides pteronyssinus y Dermatophagoides farinae) son dos especies diferentes, muy extendidas y no necesariamente confinadas a sus respectivos continentes. La humedad relativa en los espacios cerrados y al aire libre supone un factor determinante para la prevalencia de los ácaros. El grado de infestación es menor en regiones templadas de gran altitud y en las subárticas, y mayor en climas húmedos.
Los ácaros son una causa habitual de asma y síntomas alérgicos en todo el mundo. El paciente sufre episodios, preferentemente matutinos, de estornudos consecutivos, picor, goteo y congestión nasal. Estos síntomas suelen ceder al abandonar el domicilio para reaparecer por la noche, o cuando manipula grandes cantidades de polvo. Los síntomas se producen durante todo el año, aunque pueden experimentar exacerbaciones en primavera y en otoño.
Para diagnosticar su enfermedad alérgica respiratoria se realiza primeramente una historia clínica (anamnesis). Este proceso puede ir seguido de pruebas diagnósticas específicas. Las pruebas diagnósticas complementarias pueden consistir en: las pruebas de punción cutánea (Prick-test) y la prueba de determinación en suero de la IgE total o específica.
Tanto la rinitis como el asma alérgica por ácaros son enfermedades de larga duración que pueden afectar a la vida diaria, disminuyendo la concentración en el trabajo o en el colegio, impidiendo conciliar el sueño o haciendo la vida social difícil o desagradable y en consecuencia disminuyendo su calidad de vida.
El tratamiento integral de ambas enfermedades se basa en:
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