VIDA SALUDABLE - 17 de julio de 2020
Durante las semanas de confinamiento, hemos vivido una situación tan excepcional como complicada que para muchos/as ha supuesto todo un reto anímico, experimentando una amplia diversidad de emociones, desde la ansiedad hasta la apatía.
En contra de lo que se podría esperar, a medida que se aproxima la vuelta a la “normalidad”, existe una tendencia a sentir cierta angustia o ansiedad, que frecuentemente lleva cuestionarnos:
La vuelta a la “normalidad” supone recuperar muchas de nuestras actividades de ocio, el contacto con familia o amigos y el deporte. Sin embargo, en ocasiones, también implica la vuelta a un ritmo de vida frenético, horarios imposibles y una larga lista de obligaciones diarias. Levantarse a las 7:00, desayunar a las 7:05, atasco en el trayecto al trabajo, recoger a nuestros hijos, deberes, recados a contrarreloj y, en definitiva, la sensación de ir corriendo a todas partes sin disfrutar del camino, sensación a la que nos habíamos acostumbrado pasando por alto su elevado coste.
Rutinas agotadoras que habíamos normalizado y cuya presión podemos percibir ahora cuando pensamos en volver.
Pero ¿qué hacer cuando creemos que todo aquello que realizábamos en el día a día es importante y necesario?
En este sentido, me gustaría compartir “La matriz de Eisenhower”, una herramienta de gestión del tiempo que resulta especialmente útil para aprender a priorizar y estructurar nuestras obligaciones diarias.
¿Cómo se utiliza la matriz?
Debemos situar nuestras obligaciones a realizar en un cuadrante formado por dos ejes. De esta forma, con un simple golpe de vista, en función de dónde quede situada la actividad, obtendremos lo que debemos hacer en relación a la misma. Algunos ejemplos podrían ser:
Os animo a tomar conciencia de la rutina que solíais realizar diariamente y reorganizar prioridades de manera que os permita disfrutar del día a día.
Redactado por:
Ana Gutiérrez Frutos
N.º. Col. M-33182. Psicóloga General Sanitaria