VIDA SALUDABLE - 2 de octubre de 2020
Cuando atendemos a nuestros mayores en el hogar, hacemos frente a una multitud de dudas que autocuestionan la calidad de nuestros cuidados: “¿mi ayuda es suficiente o podría hacer más?”, “¿qué necesita realmente mi familiar para estar mejor?”, “¿debería buscar algún apoyo externo?”. Sentimientos de frustración, impotencia (e incluso tristeza) acompañan la constante incertidumbre de los cuidadores, quienes perciben en su familiar el paulatino deterioro de ciertas capacidades cognitivas, y en concreto de la memoria, preguntándose cómo podrían ayudar.
En este marco, el constante cambio de la sociedad a un ritmo vertiginoso genera un desajuste generacional que se refleja en la dinámica de relación con los más mayores del hogar. De manera que los mayores de la familia, a medida que envejecen y ante la incertidumbre de la desconocida actualidad, tienden a refugiarse en la narrativa de recuerdos y vivencias pasadas, que rememoran una y otra vez como forma de mantener cierta sensación de seguridad y convicción de que “los tiempos pasados siempre fueron mejores”. Por el contrario, los familiares, y especialmente los más jóvenes, viven este desajuste desde la incomprensión y tienden a desatender y desvalorizar la experiencia de sus mayores tan alejados de su cultura y forma de entender actual.
La situación resulta en una paradoja en la que los familiares se esfuerzan al máximo en buscar el mejor recurso de cuidado para el mayor, pasando por alto la herramienta más valiosa de la que disponen: el vínculo afectivo que mantenemos con nuestro ser querido.
En este sentido, la terapia de reminiscencia se asienta como una solución perfecta a esta encrucijada. Una técnica terapéutica que consiste en estimular las capacidades cognitivas, y más específicamente la memoria, a través del recuerdo de la historia de vida del familiar y apoyándose en las áreas mejor conservadas de la memoria, diferentes en cada caso individual.
Una valiosa herramienta con la que potenciar la estimulación cognitiva a la vez que se crea un punto de unión e integración entre los miembros de la familia y el familiar a su cuidado.
Si leyendo este artículo te has planteado aplicar la terapia de reminiscencia con tu familiar en el hogar, aquí te proponemos algunas ideas:
Redactado por:
Ana Gutiérrez Frutos
N.º. Col. M-33182. Psicóloga General Sanitaria