VIDA SALUDABLE - 27 de febrero de 2021
La lactosa es un azúcar que se encuentra en la leche y otros productos lácteos. Para digerirla, el cuerpo necesita una enzima llamada lactasa. La intolerancia a la lactosa se presenta cuando el intestino delgado no produce suficiente cantidad de lactasa. Entre un 20% y 40% de la población española es intolerante a la lactosa.
Existen dos tipos de intolerancia. La primera es una intolerancia de origen genético. Se registra bien porque nunca se ha producido lactasa o bien porque se ha perdido esa capacidad al dejar la lactancia.
El segundo tipo de intolerancia es temporal y se produce cuando dejamos de tomar leche durante un periodo largo de tiempo y, al volver a consumirla, no nos sienta bien. Aunque si persistimos, es probable que unos meses más tarde podamos digerir de nuevo la leche.
La intolerancia a la lactosa y las alergias de la leche son dos afecciones distintas y sus causas también lo son. Ya que la intolerancia a la lactosa es la inhabilidad de producir suficiente lactasa. Mientras que la alergia a la leche es una respuesta del sistema inmunitario a una o más proteínas que tiene la leche y sus derivados. La alergia a la leche aparece en el primer año de vida en la mayoría de los casos.
Entre los síntomas más comunes que nos ayudarán a determinar si tenemos intolerancia a la lactosa se encuentran los siguientes:
Tener estos síntomas después de tomar leche o alguno de sus derivados no nos indica con seguridad que seamos totalmente intolerantes a la lactosa. Una gran parte de la población es intolerante de forma parcial y depende de la dieta que lleven, su reacción a algún alimento concreto que contenga lácteo o incluso la época del año.
Hay varios factores de riesgo que pueden hacer que seamos más propensos a desarrollar intolerancia a la lactosa:
Si tenemos o hemos tenido estos síntomas, lo mejor es realizarse una prueba médica que analice de forma específica la intolerancia a la lactosa. El tratamiento consistirá en una disminución de la ingesta de leche y derivados hasta poder controlar los síntomas, tratando de disminuir la lactosa no digerida en el colon.
Aunque el tratamiento reduzca la cantidad de lactosa que ingerimos, no suele ser necesaria la exclusión por completo de toda la lactosa. La mayoría de la población puede llegar absorber hasta 10 gr. de lactosa por toma, aunque dependerá del paciente. En todo caso, nuestra recomendación es que, si padeces algunos de estos síntomas, te realices una prueba médica para salir de dudas.
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