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Los principales mitos alimenticios detrás de las dietas milagro

VIDA SALUDABLE - 11 de mayo de 2023

¿Por qué siguen siendo tan famosas las dietas milagro si todos sabemos que realmente no son tan saludables como nos prometen?

 

La respuesta es fácil. Cuando se buscan cambios inmediatos y obtener resultados aún más rápidos, parece ser que la salud pasa a un segundo lugar, y las dietas milagro que leemos en las revistas, nos cuenta la vecina o que hacen los famosos, sea la única solución que existe para perder peso.

Cuando empiezas una dieta restrictiva prescindiendo de ciertos grupos de alimentos, pasando hambre y normalmente aumentando el consumo de un alimento que promete hacer milagros en ti, sueles perder peso, sí, pero ese peso es agua corporal y masa muscular habitualmente, ya que el cuerpo sigue necesitando los mismos nutrientes para llevar a cabo las funciones vitales. En definitiva, si solamente miramos el número que sale en la báscula, habrás perdido peso, pero estarás más deshidratado y con menos músculo, no con menos masa grasa.

Pero no es solamente eso, este tipo de dietas no funcionan por muchas otras características como las siguientes:

  • La mayoría de veces son demasiado bajas en calorías. A nuestro metabolismo no le conviene ingerir menos energía de la que necesita para llevar a cabo las funciones básicas. Lo que ocurre es que, para sobrevivir, el metabolismo se va a ralentizar, provocando luego el famoso efecto rebote y haciendo cada vez más complicado adelgazar.
  • Cuando se come poco, el cuerpo responde aumentando la hormona del apetito y disminuyendo la hormona de la saciedad, lo que implica mayor fuerza de voluntad para seguir esa dieta y poder controlar las cantidades.
  • Se prohiben alimentos en concreto o grupos de alimentos. La restricción de un alimento se traduce en un antojo del mismo y en un atracón cuando se consume. Inmediatamente después aparece la culpa y se busca de nuevo en restricción, por lo que se suele crear un bucle.
  • No están enfocadas en crear hábitos ni adherencia. No hay personalización ni se adapta a tus hábitos. Te acabas adaptando tú a la dieta y no ella a ti, por lo que, a largo plazo, no es sostenible.
  • Provoca cambios a nivel hormonal, se dispara el cortisol, se altera la tiroides, los estrógenos y la progesterona, también la serotonina y dopamina entre otras. Es normal entonces que estés más irritado/a, cansado/a, con alteraciones del estado de ánimo, que tengas mala respuesta al ejercicio…
  • Al estar en restricción, se activan genes que ayudan a almacenar grasa y se disminuyen aquellos genes implicados en quemar grasa, así que, sin quererlo, acabas obteniendo el efecto contrario.

Por estos motivos, en vez de caer una y otra vez en estas dietas milagro, te invitamos a buscar la estrategia definitiva para conseguir objetivos a largo plazo: priorizar la salud y buscar crear hábitos alimentarios personalizados que se puedan mantener, y olvidarnos del “quemar los turrones” y la “operación bikini”.

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Redactado por:

Sandra Ruiz Maymó

Dietista-Nutricionista en Alimentación 3S. Nº Col. MAD00952

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