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La pereza de los tuppers

VIDA SALUDABLE - 11 de enero de 2019

Para muchos, organizarse semanalmente para llevar una alimentación sana y equilibrada supone un auténtico quebradero de cabeza. Pero lo cierto es que si sabemos hacerlo bien mejoraremos nuestra salud y ahorraremos en la lista de la compra, evitando las visitas a establecimientos 24 horas que suben el precio de los alimentos y por ende, el de nuestros gastos mensuales.


La elaboración de un menú semanal es sin duda la mejor forma de lograrlo.

En mi caso, de lunes a jueves, suelo comer de tupper en la oficina, y si no me planificara con antelación, tendría que ir cada día al supermercado a comprar la comida del día siguiente. Y no solo eso, sino que, cuando llegase a casa de la oficina, tendría que ponerme a pensar qué cenar y qué comer, algo que con el ritmo de trabajo semanal a veces me resulta imposible.

En casa planificamos las comidas y cenas de toda la semana entre el domingo y el lunes, dependiendo de las actividades que tengamos el fin de semana. Intentamos que los menús sean lo más completos posibles y que cuenten con todos los grupos básicos de alimentos, como hidratos de carbono, proteínas, fruta y verdura o lácteos. Una vez que tenemos los menús establecidos, elaboramos la lista de la compra. Esto que a priori parece muy básico, puede ahorrarnos mucho dinero al mes, evitar que “pequemos” entre semana y, además, nos puede ayudar a estar más relajados cuando llegamos a casa después de un duro día de trabajo.

En mi opinión, lo ideal es que las comidas sean más completas y elaboradas, y las cenas, más sencillas, ligeras y fáciles de preparar, para así combatir la pereza.

Ahora, en invierno, suelo dedicar una parte de la tarde del domingo para cocinar algunos platos planificados para la semana, platos que no se pondrán malos en el transcurso de los días, y que requieren tiempo para su elaboración. Lentejas, crema de verduras variadas, guisos de ternera y pollo…Mi frigorífico se convierte en un búnker de comidas preparadas que me da la vida en el día a día. Abrir la nevera y tener lista la comida del día siguiente es un verdadero placer.

Además de los menús semanales, en casa solemos comprar un fondo de despensa básico para cualquier imprevisto que pueda surgir, o para matar el gusanillo entre horas: fruta variada, frutos secos, pavo, queso fresco, jamón serrano…

Así que ya sabéis, coged papel y boli, reuniros todos los que viváis en casa y pensad juntos qué os apetece comer y cenar la semana próxima. Veréis como vuestra hucha mensual lo nota y también ganaréis en tiempo y salud.

Redactado por:

Cristina Lucerón

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