VIDA SALUDABLE - 8 de enero de 2023
Una persona recostada en el sofá durante horas viendo la televisión con un montón de comida basura. Esa es, probablemente, la primera imagen que nos venga a la cabeza cuando pensamos en un estilo de vida sedentario. Hablamos de sedentarismo cuando nos referimos a la escasez de actividad física en nuestros hábitos diarios. Considerada como la enfermedad del siglo, la sociedad moderna, y sobre todo en las ciudades, ha llevado una tendencia hacia este tipo de vida. Algo que, además, se ha visto acrecentado tras el confinamiento y la pandemia del covid-19.
Tanto niños, como adultos y personas mayores son susceptibles de llevar una vida sedentaria. Por supuesto, los motivos variarán según la persona y la edad. Si hablamos de niños podemos imaginar la carencia de una figura que incentive actividades deportivas o el abuso de videojuegos, televisión o redes sociales. Mientras, en el caso de las personas mayores, puede deberse a un cambio en la percepción de las propias capacidades, la necesidad de cuidados especiales o el miedo a las lesiones.
En cualquier caso, cambiar nuestro estilo de vida y dejar atrás actitudes sedentarias es posible y lo más recomendable. Existen numerosos problemas asociados a estos hábitos físicos y emocionales: la pérdida de resistencia, masa muscular, problemas circulatorios como depresión o sentimientos de soledad.
Por tanto, ¿cómo podemos motivar a un familiar a dejar de lado un estilo de vida sedentario? Por supuesto, las propuestas varían si se trata de una persona mayor con movilidad reducida o un adulto con problemas de estrés y ansiedad, pero la clave es siempre realizar un cambio de mentalidad. Dejar atrás el sedentarismo tiene un gran impacto no solo en la salud física de la persona sino que también propicia un cambio en el concepto que esa persona tiene sobre sí mismo, su edad o sus metas. En definitiva, darnos cuenta de nuestras habilidades y de las numerosas oportunidades que podemos disfrutar en la vida.
Como sabemos, un estilo de vida dinámico está repleto de beneficios. Algunos de ellos son: mejora la calidad del descanso; estimula la memoria y la capacidad de concentración; previene enfermedades; cuida nuestro bienestar mental y emocional a través de la socialización y favorece la independencia y la autonomía. ¿Los conocías?
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Redactado por:
Ana Gutiérrez Frutos
N.º. Col. M-33182. Psicóloga General Sanitaria