SALUD PULMONAR - 8 de enero de 2023
Durante la adolescencia existe una fuerte inclinación a seguir las modas y a hacer lo que hace la mayoría para sentirse incluido. Una de las últimas modas que está creciendo entre los jóvenes es el llamado ‘vapeo’.
Un vapeador es un instrumento que contiene un líquido que se calienta para producir vapor inhalable. El líquido puede contener nicotina o no. Este dato hace pensar que, al no tener por qué llevar nicotina, el vapeo podría considerarse un acto “sano” que el tradicional cigarrillo: afirmación que desmienten los profesionales sanitarios, ya que resaltan que cualquier sustancia que entre de esta forma al aparato respiratorio puede causar daños en los pulmones.
Esta forma de ver el vapeo como ‘más sano’ que el tabaco ha provocado que algunos fumadores lo usen para dejar de fumar, lo cual no representa ni mucho menos una buena opción, puesto que la mejor vía para dejar de fumar es consultarlo con un médico. Esto, junto con un boom en la forma de comercializar estos productos, es lo que ha captado la atención de los jóvenes. El mercado de los cigarrillos electrónicos ha crecido ampliamente, hasta el punto de ofrecer a sus consumidores una experiencia personalizada al poder regularse el tipo de calada, la potencia del vapeo, el diseño exterior del dispositivo… Sin embargo, a pesar de las percepciones e independientemente de que lleve nicotina o no, vapear es nocivo para la salud. Las sustancias químicas y adictivas que integran los mecanismos como pueden ser saborizantes e incluso metales preciosos como níquel, pueden causar:
Entre los más pequeños, el vapeo puede causar problemas de crecimiento. Además, al igual que el tabaco, el vapeo también afecta a las personas de alrededor, pudiendo desarrollar las mismas patologías que un consumidor habitual de cigarrillos electrónicos.
En España, actualmente se está haciendo un esfuerzo para retrasar o evitar el consumo de estas sustancias nocivas mediante la instauración de planes de concienciación entre la población más joven, mediante programas de sensibilización en las aulas de los colegios e institutos en los que se explica en detalle qué es el tabaco o el vapeo y cuáles son sus riesgos para la salud. La educación se convierte, de este modo, en la mejor solución para concienciar sobre los riesgos del vapeo y fomentar estilos de vida saludable.
Sin embargo, aunque estos programas están teniendo gran acogida en las aulas, no llegan a suponer un cambio transversal en la mentalidad de los menores, puesto que son charlas que tienen lugar una o dos veces a lo largo del año escolar. Los profesionales sanitarios abogan por impartir asignaturas en los centros educativos que sensibilicen y aborden el consumo de sustancias malignas.
En última instancia, cabe resaltar que gracias a los estudios que se están realizando sobre el vapeo, cada vez más personas advierten que no es una alternativa sana al tabaco y mucho menos una moda a seguir.
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