Seguro que muchos de nosotros hemos pasado por épocas de no pegar ojo. Como sabemos, el lema de dormir 8 horas diarias es una afirmación muy relativa y no es válida para todos los casos. Así, las horas que necesitamos dormir dependen mucho de nuestro ritmo de vida, nuestra salud e incluso nuestra edad. Algunas personas pueden funcionar sin problema con 5 horas de descanso, mientras otras quizá necesiten dormir 10 horas para sentirse bien.
Causas del insomnio
Cuando experimentamos insomnio, pasamos horas dando vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño o nos despertamos en mitad de la noche y no podemos volver a dormir pero, ¿por qué ocurre esto?
Las razones por las que podemos tener dificultades para dormir son muy diversas. Entre las más comunes encontramos el estrés, derivado de las preocupaciones relacionadas con el trabajo, la familia, la salud o las finanzas; los viajes y los cambios de horarios; malos hábitos cotidianos como cenas copiosas o largas siestas; enfermedades crónicas o el uso de ciertos fármacos.
Cómo afecta el sueño a mi salud mental
Dormir mal no solo nos afecta físicamente, sintiéndonos sin fuerzas, exhaustos ante las mínimas tareas y en un estado de duermevela durante todo el día, sino que también tiene un grave impacto en nuestras emociones y en el estado de ánimo. Por ello, si padeces insomnio, de forma temporal o crónico, o has tenido dificultades para dormir últimamente, es probable que te sientas identificado con lo siguiente:
- Irritabilidad y mal humor: Es probablemente el primer síntoma del mal dormir. Cuando nos sentimos agotados cualquier tarea se convierte en un gran desafío, por lo que nos sentimos frustrados y reaccionamos de forma agresiva, por ejemplo, a través de contestaciones hostiles, reproches o predisposición al conflicto.
- Actitud depresiva: En esta situación, no conseguimos resolver nada con éxito y vamos arrastrando el día a duras penas, por lo que nos sentimos tristes y desanimados. Así, la falta de sueño nos acerca a síntomas cercanos al estado depresivo, como la falta de motivación o de ilusión hacia nuevos proyectos.Ç
- Labilidad emocional: La falta de sueño también dificulta nuestro manejo sobre las emociones y los pensamientos que tenemos durante el día, sintiéndonos en una especia de montaña rusa emocional.
- Falta de concentración, agilidad mental y dificultad para tomar decisiones: Cuando estamos cansados no podemos pensar con claridad o llevar a cabo tareas complicadas, por lo que, en consecuencia, nuestra capacidad para resolver situaciones disminuye notablemente. Nuestra toma de decisiones se vuele patosa y nuestros comportamientos más erráticos.
- Ansiedad: El déficit de horas de sueño afecta a nuestro organismo, siendo más probable desarrollar problemas de ansiedad. Además, como hemos mencionado, afecta a nuestra capacidad de atención y de gestión del tiempo, haciendo que las responsabilidades se acumulen y generando situaciones de estrés indeseadas.
Algunos buenos hábitos
Qué medidas debemos tomar para paliar el insomnio depende mucho de los motivos que lo causen, es decir, si es debido a una mala rutina, se trata de algo episódico o deriva de una enfermedad crónica. No obstante, existen buenas prácticas que pueden favorecer nuestro descanso.
- Llevar los mismos horarios de sueño todos los días, es decir, despertarnos y dormirnos a las mismas horas y crear una buena rutina de descanso.
- Realizar ejercicio físico, sobre todo a horas tardías, que nos hará estar agotados y caer rendidos en la cama.
- Evita las siestas, pero si no puedes hacerlo, sustituye la siesta larga de por la tarde por un sueño reparador breve de unos 20 o 30 minutos cuando estés cansado.
- Convierte tu dormitorio en un lugar cómodo y apacible, haciendo uso de él únicamente para dormir y descansar. Por ello, prueba a eliminar todos los objetos que favorecen la distracción como teléfonos móviles, tabletas o portátiles.
- Evita realizar tareas estimulantes antes de dormir, como teletrabajar, jugar a videojuegos, hacer uso de las redes sociales o ver series y películas.
- Sustancias como la nicotina, el alcohol o la cafeína pueden alterar gravemente nuestro sueño, rebaja su uso o elimínalas de tus hábitos.
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