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Cómo mejorar la condición física desde el lugar de trabajo

VIDA SALUDABLE - 23 de septiembre de 2022

Compatibilizar la rutina laboral diaria con la realización de ejercicio físico no es sencillo, pero sí necesario. Esta recomendación, repetida en numerosas ocasiones por profesionales sanitarios especializados en todo tipo de patologías, suele caer en saco roto ante la falta de tiempo, generalmente asociada a la carga de trabajo y las obligaciones sociales cotidianas para con familiares o amigos. Pero ¿y si pudieras convertir la oficina en un lugar donde desarrollar hábitos de vida saludables?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se podrían prevenir entre 4 y 5 millones de muertes prematuras en el mundo si las personas realizaran más actividad física puesto que, como reflejan las cifras, el 25% de los adultos practica menos deporte del que necesita, llegando este porcentaje hasta un 80% entre los adolescentes. En comparación, la OMS recomienda que las personas adultas practiquen entre 2 horas y media y 5 horas de ejercicio intenso a la semana, que incluiría actividades como caminar a paso ligero, ir en bicicleta o cortar el césped. Por tanto, el promedio diario serían 20 minutos al día como mínimo.

Sin embargo, lo cierto es que, debido a las características de muchas actividades profesionales desarrolladas en la actualidad, es muy común que los individuos pasen la mayor parte del día sentados, en estado de reposo. Esta actitud sedentaria con respecto al esfuerzo físico es nociva para nuestro cuerpo ya que contribuye a empeorar notablemente nuestra salud cardiovascular, cognitiva e inmunológica.

En este sentido, diversos estudios han demostrado que caminar una distancia cualquiera, por el motivo que sea, es bueno para la salud. En paralelo, también han destacado que andar hacia destinos determinados, como el trabajo, es aún más provechoso por el grado de intensidad que se incorpora a la actividad y por la mejora de la percepción sobre el propio estado de salud, además de ser más fácil de incorporar en la rutina diaria. Así, se trata de una práctica positiva tanto para el mantenimiento de una buena salud a largo plazo como para el cuidado del planeta.

En caso de que esta opción no sea viable, otros trucos para mantenerse activo son:

  • Aprovechar las llamadas telefónicas para levantarse y moverse.
  • No comer delante del ordenador sino, de ser posible, en un espacio que se encuentre en el exterior y que pueda invitar a moverse alrededor de él.
  • Hacer sentadillas cada vez que se va al baño.
  • Subir y bajar a pie todas las escaleras que se encuentren por el camino.
  • Entrenar la movilidad con ejercicios específicos de disciplinas como yoga, pilates, danza o flexibilidad, que pueden realizarse en el mismo puesto de trabajo mediante estiramientos de la musculatura, flexión de los pies, rotaciones de muñecas y tobillos o movilidad de las cervicales para descargar tensión.

 

Para que estas recomendaciones puedan cumplirse, las empresas deberían motivar a sus empleados para que dediquen una parte de sus rutinas diarias al ejercicio físico, modificando la perspectiva respecto a los momentos de descanso dentro de la propia jornada laboral.

 

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