VIDA SALUDABLE - 12 de agosto de 2022
En nuestro día a día, por desgracia, es muy común sufrir una quemadura ya sea en la cocina, mientras comemos, con algún aparato de calefacción, con una vela o bien con cualquier líquido caliente.
Las personas mayores y los niños tienen mayor riesgo de sufrir quemaduras caseras por su desconocimiento, en el caso de los niños, y por la falta de reflejos, en el caso de las personas mayores.
En internet existen multitud de páginas con remedios caseros, que aseguran ser los más efectivos para aliviar nuestro dolor, en esos duros momentos. Lo primero que debéis saber es que no se debe recurrir a ningún remedio casero, ya que estos podrían agravar la situación y perjudicarnos mucho más. Es muy importante que tengáis en cuenta esto, ya que en esos momentos en los que nos duele mucho la quemadura y no sabemos cómo calmar ese dolor, somos capaces de hacer cualquier cosa.
Lo primero que debemos diferenciar es el grado de la quemadura, los expertos las agrupan en 3 categorías, dependiendo de su gravedad:
Para cualquier tipo de quemadura, siempre debemos acudir de inmediato a un especialista, para que evalúe la gravedad y nos indique un tratamiento. Sobre todo, si sentimos muchas molestias durante un tiempo prolongado.
En el caso de las quemaduras de segundo grado, puede parecernos que no son tan graves como para ir al especialista, sin embargo, en muchos casos, esas quemaduras requieren de un tratamiento médico, ya sea con antibiótico para evitar que la piel se infecte, o también puede ser necesario un medicamento cicatrizante, para ayudar a la piel a regenerarse. Así que lo más adecuado es acudir al especialista, para que él decida qué debemos hacer.
Si sufrimos una quemadura casera, estas pueden ser salpicaduras de líquidos hirviendo durante el cocinado, vapor de agua, quemaduras leves con aceite caliente, o tras tocar utensilios que han alcanzado una temperatura muy alta, lo que recomiendan los profesionales médicos es poner la zona afectada debajo del grifo del agua corriente, eso sí, esta debe estar a una temperatura templada , nunca muy fría y tampoco debemos aplicar hielo. El agua del grifo nos ayudará a compensar el exceso de calor y, por tanto, intentaremos reducir las consecuencias de la quemadura en nuestra piel, tales como ampollas o cicatrices.
Una vez que hayamos hecho esto, valoraremos la necesidad de acudir a un profesional médico, según tengamos mayor o menor dolor y molestias.
Recordad, en ningún caso os apliquéis remedios caseros.
REDACTADO POR: Cristina Lucerón
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