VIDA SALUDABLE - 11 de septiembre de 2023
El café y el té son dos de las bebidas más populares y consumidas en todo el mundo. Ambos contienen sustancias estimulantes: cafeína en el café y teína en el té. Aunque la composición de estas moléculas es idéntica, provienen de diferentes plantas, por lo que tienen diferentes propiedades y efectos en nuestro organismo.
Una de las diferencias más notables entre el café y el té es que los granos de café contienen una concentración más alta de cafeína, y para preparar una taza se utiliza más cantidad de café que de té. Esto hace que el café nos proporcione una energía más inmediata e intensa, pero su efecto dura menos tiempo en nuestro organismo. En cambio, si queremos que el aporte de energía sea más lento y continuado, debemos optar por el té.
Se ha demostrado que el café, en dosis moderadas, es beneficioso para la salud. Puede mejorar la salud cardiovascular, reduciendo el riesgo de ictus e insuficiencia cardíaca, y se le ha relacionado con la prevención de la diabetes tipo 2. Además, se ha observado que el café puede ayudar a movilizar la grasa corporal, mejorar la actividad muscular y aumentar la eficacia de los analgésicos. También se le ha vinculado a la protección contra ciertos tipos de cáncer. A nivel neurológico, el café puede mejorar la memoria a corto plazo y se ha asociado con un menor riesgo de desarrollar enfermedades degenerativas como el alzhéimer.
No obstante, es importante consumirlo siempre con moderación, ya que el exceso de cafeína puede conducir a la fatiga, déficit de atención e insomnio. Se recomienda no exceder las cuatro tazas al día y evitarlo en caso de problemas cardiovasculares graves, gastrointestinales, renales, epilepsia o insomnio.
El té contiene catequinas, unas sustancias con efectos antioxidantes, lo que hace que sea una bebida excelente para la prevención de enfermedades cardiovasculares, reducir los niveles de colesterol, ayudar en la quema de grasas y mejorar el rendimiento físico. Además, tanto el té verde como el negro han demostrado ser eficaces en la reducción del colesterol malo (LDL) y pueden ayudar a disminuir la tensión arterial.
El té verde, en particular, es bueno para prevenir la osteoporosis, reducir el estrés y mejorar la calidad del sueño. Además, ayuda a reducir la producción de la hormona del estrés, el cortisol, lo que lo convierte en un aliado para combatir la ansiedad. Al igual que con el café, se recomienda un consumo moderado de hasta cuatro tazas al día para aprovechar sus beneficios.
Debido a las propiedades de ambos, no podemos escoger cuál es mejor. Ambas bebidas pueden formar parte de una dieta equilibrada, y la elección depende del gusto y los objetivos de salud de cada uno. Es importante tener en cuenta las necesidades de cada persona: los pacientes con problemas cardiovasculares, gastrointestinales, renales, epilepsia o insomnio deben limitar el consumo de cafeína. Pero con moderación, tanto el café como el té pueden disfrutarse y así aprovechar todos sus beneficios.
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