VIDA SALUDABLE - 19 de enero de 2024
La alopecia, muy frecuente hoy en día, es una patología que hace referencia a una pérdida significativa del cabello. Puede manifestarse tanto en hombres como en mujeres con independencia de su edad y puede llegar a afectar de forma significativa a la confianza y autoestima de las personas que la padecen.
Para tratar la alopecia se suele recurrir a un trasplante capilar, una cirugía consistente en trasplantar folículos de una zona donante a una zona receptora del cuero cabelludo. Si bien, no todos los casos de alopecia requieren el tener que someterse a un trasplante capilar (en algunos casos los tratamientos farmacológicos son suficientes), existen algunos casos más severos en los que la pérdida del cabello es más significativa, viéndose afectada la densidad capilar. Aunque cualquier persona puede verse beneficiada de los injertos capilares, es en estos casos cuando se convierten en nuestro mejor aliado.
El trasplante capilar consiste en una cirugía o “microcirugía” mínimamente invasiva. Consiste en extraer cabello de zonas en las que este crece con normalidad para posteriormente implantarlo en las zonas que presentan alopecia. Este proceso es extremadamente delicado, dado que, una vez extraído el cabello que se quiere volver a implantar, los expertos deben extremar las precauciones y tener cuidado de no aplastar ninguna célula y de que estas se conserven en las mejores condiciones ambientales para que sean viables de cara a su posterior implantación.
El procedimiento de injerto capilar se divide en tres fases: preoperatorio (se deberán de llevar a cabo análisis de sangre, así como análisis capilares para valorar la viabilidad del implante), el procedimiento (llevado a cabo mediante anestesia, y en el cual se extraen los folículos pilosos de la zona donante para posteriormente trasplantarse en la zona receptora), y la revisión post operatoria, para comprobar la calidad del pelo trasplantado, así como recibir las pautas del especialista relacionadas con los cuidados que debemos llevar a cabo y la medicación necesaria.
En los últimos años los injertos capilares han experimentado una creciente popularidad, siendo cada vez más demandados tanto por hombres como por mujeres que buscan evitar una calvicie prematura, volver a sentirse como antes, o incluso, huir de la presión social que aún hoy en día implica la pérdida de cabello. Según la Sociedad Internacional de Cirugía de Restauración del Cabello (ISHRS), el número de procedimientos de injerto capilar realizados en todo el mundo se ha multiplicado en los últimos años. No obstante, antes de someternos a un trasplante capilar, es importante conocer de forma correcta todos los aspectos relacionados con este procedimiento.
Las técnicas de injerto capilar han evolucionado de una manera vertiginosa en los últimos años, convirtiéndose en un procedimiento seguro para todas aquellas personas que se ven afectadas por una pérdida de cabello. Se han desarrollado nuevas técnicas de injerto capilar, como la técnica de microinjerto robótico, el uso de factores de crecimiento o incluso de láseres, mejorando visiblemente los resultados y minimizando los riesgos.
Los trasplantes capilares son la mejor manera de solucionar los síntomas de la alopecia, pero también pueden tener un impacto psicológico positivo en los pacientes, ayudándoles a superar el estigma social que se asocia a esta condición. Recuperando el cabello perdido, los pacientes pueden mejorar su apariencia física y sentirse más seguros y confiados.
Los injertos capilares son una opción eficaz y segura para las personas que sufren de alopecia. Los profesionales serán tus mejores aliados para ayudarte a elegir la opción que más se adapte a tus necesidades, no dudes en contactar con ellos si decides realizarte un implante capilar.
Bibliografía consultada:
Redactado por:
Conectando Pacientes