VIDA SALUDABLE - 13 de febrero de 2020
La falta de conciliación, los horarios interminables y los sueldos precarios, han provocado que cada vez sean más los abuelos que se hacen cargo de sus nietos. Está claro que hay que controlar ésto y no abusar de nuestros abuelos, ya que no están “libres” sino que están disfrutando de un merecido descanso después de toda una vida trabajando. Sin embargo, también hay que recordar y destacar los beneficios que esta relación supone para la salud de los niños y también para la de los abuelos.
Los padres deben educar y los abuelos por el contrario, ya han dejado atrás esa responsabilidad con sus hijos y pueden darle a sus nietos amor y trasmitirles valores. Estos aportan al niño estabilidad emocional, seguridad y confianza. Además, los abuelos suelen convertirse en confidentes de sus nietos. Si éstos tienen un problema en el colegio, por ejemplo, a veces puede que no se sientan capaces de contárselo a sus progenitores, sin embargo, su estrecha relación con los abuelos y la complicidad que suele haber entre ambos, facilita que el niño se sincere y así se le pueda ayudar en esa dificultad que está viviendo. Algunos expertos aseguran que los abuelos sientan las bases para la salud mental y física de los niños.
Pero no nos olvidemos de los beneficios que los nietos aportan a sus abuelos, no solo en lo personal, sino también a nivel físico y cognitivo.
Está demostrado que estar con los nietos de forma habitual ayuda a prevenir la depresión y el Alzheimer así como las enfermedades neurodegenerativas. Esto se debe a que los abuelos se sienten útiles, amados, ocupados y admirados por sus nietos. Además, adquieren conocimientos en nuevas tecnologías, música, videojuegos… lo que les hace mantenerse activos y actuales. Un estudio reciente ha revelado que los abuelos que cuidan de sus nietos aumentan hasta en cinco años su esperanza de vida.
Los abuelos suelen mantener a las familias unidas y cuidar de sus nietos refuerza, aún más si cabe, la relación con sus hijos. Trasmiten valores familiares y tradiciones que de otro modo se perderían.
Pero ante todo, hay que respetar el derecho a ser solo abuelos y ser conscientes de que pueden proporcionarnos un respiro pero no hacer que se sientan obligados a cumplir con las labores de cuidado como si éstas fuesen una rutina. Hay que estar pendiente para que este vínculo tan maravilloso de amor incondicional no se convierta en una carga.
Redactado por:
Cristina Lucerón