Aceite de oliva y cereales, frutas y hortalizas, huevos y lácteos, carnes magras y pescados azules… La dieta mediterránea convive con nosotros desde tiempos inmemoriales. Los alimentos que la integran, además de formar parte de nuestra tradición gastronómica, refuerzan nuestro sistema de defensas y nos protegen de los virus de catarros y gripes, tan frecuentes en invierno.
En este artículo queremos que conozcas un poco mejor las propiedades de nutrientes como las vitaminas y minerales que forman parte de nuestra dieta y el papel que desempeñan para mejorar nuestro sistema inmunitario.
Vitaminas
Vitaminas A, C y D pueden ayudarnos a mantener el buen funcionamiento de nuestras defensas ahora que arrecia el frío y, con él, se propagan con más facilidad resfriados y gripes.
- Vitamina A. Hortalizas como las zanahorias, la calabaza, las acelgas o el brócoli, frutas como la naranja, mandarina, sandía, melón o tomate, huevos y lácteos y pescados azules son alimentos ricos en vitamina A. Podemos obtener esta vitamina (en forma de retinol) directamente de algunos alimentos, pero también podemos conseguir aportes de manera indirecta a través de los betacarotenos, un grupo de pigmentos vegetales que nuestro organismo puede transformar en vitamina A.
- Vitamina C. Cítricos como las naranjas y limones, frutas tropicales como la guayaba, el mango o la papaya, hortalizas y verduras como el brócoli, la coliflor, los berros, las espinacas y las acelgas nos aportan vitamina C, otra de las sustancias que contribuye a reforzar nuestro sistema inmune.
- Vitamina D. Normalmente absorbemos vitamina D con la exposición de nuestra piel a los rayos de sol. Sin embargo, es posible adquirirla también gracias a alimentos como los huevos, el pescado azul o los alimentos enriquecidos.
Minerales
Algunos minerales como el zinc, el selenio, el hierro o el cobre están directamente relacionados con el funcionamiento nuestras defensas, tan importante en esta época de invierno. Te explicamos a continuación en qué alimentos puedes encontrarlos
- Hierro. La carencia de hierro puede dar lugar a patologías como la anemia ferropénica, de la que te hemos hablado en numerosas ocasiones en Conectando Pacientes. Un déficit de hierro puede afectar también a nuestro sistema inmunológico. Nuestro cuerpo puede obtener hierro en alimentos de origen animal como las carnes o pescados, y ciertas vísceras como el hígado o el riñón, o de origen vegetal como las legumbres y ciertas hortalizas, o los cereales integrales y los frutos secos. Conviene que tengas claro que nuestro cuerpo absorbe con más facilidad el hierro que proviene de alimentos de origen animal que vegetal. Es recomendable, por lo tanto, que complementes los alimentos vegetales ricos en hierro con otros que contengan vitamina C para favorecer su absorción.
- Selenio. Pescados y mariscos, carnes, cereales integrales, ajo, germen de trigo y levadura de cerveza son algunos alimentos ricos en selenio. Este mineral tiene un papel muy relevante porque contribuye a proteger las células frente al estrés oxidativo.
- Zinc. Puedes encontrarlo en huevos, cereales integrales, germen de trigo, levadura de cerveza, carnes, pescados y moluscos, hígado y frutos secos.
- Cobre. También desempeña un papel destacado en nuestro sistema de defensas. Son ricos en cobre alimentos como el hígado o riñón, las nueces, o el cacao, así como los mariscos, las legumbres o los cereales integrales.
Volver a la dieta mediterránea es el mejor consejo para que tu sistema inmunológico esté preparado para protegerse de las inclemencias del invierno. Combina de manera equilibrada frutas y verduras, cereales, legumbres y lácteos, carnes, pescados y huevos. Te ayudarán a defenderte de los agentes externos.