VIDA SALUDABLE - 24 de marzo de 2019
Cada etapa en la vida de un niño requiere de un tipo de alimentación distinta. Durante los primeros seis meses del bebé, la leche de la madre y la introducción progresiva de otros alimentos en su dieta configurarán la base fundamental de su alimentación. Hasta los tres años, es especialmente importante que su alimentación sea equilibrada y variada para que el bebé empiece a desarrollarse correctamente. En este artículo, te explicamos cómo debe ser la alimentación de tu hijo en sus primeros años de vida.
La leche materna es su mejor alimentación durante los primeros meses. A través de la toma directamente del pecho se creará un vínculo muy fuerte entre tú y tu bebe que favorecerá la relación. La leche materna cubrirá las altas necesidades calóricas del bebé en su etapa de recién nacido. Además, la lactancia protegerá a tu niño de infecciones y enfermedades y, también, le ayudará a reducir el riesgo de alergias u obesidad a largo plazo. De todos modos, en algunos casos no te será posible amamantar al bebé, pero existen otras opciones como la lactancia con leches de fórmula, que pueden dividirse en iniciales (desde el nacimiento hasta los 4-6 meses) y de continuación (desde los 4-6 meses en adelante).
Tu bebé ha cumplido medio año y empieza a despertarse en él la curiosidad por probar nuevos sabores. Es en esta fase es cuando es necesario el aporte de otros alimentos, ya que los requerimientos nutricionales del bebé ya no pueden satisfacerse completamente a través de la lactancia. Puedes preparar papillas y purés que contengan verdura, cereales, fruta, carne y pescado que satisfarán sus nuevas necesidades. Cada niño es diferente y él mismo se encargará de mostrarte cuando llegará el momento de empezar con alimentos sólidos, ya que se interesará por la comida y la probará. Sigue las indicaciones de tu pediatra en todo momento:
En esta fase tu hijo podrá comer los mismos alimentos que el resto de la familia y deberá empezar a tener los mismos horarios. Cinco comidas al día será lo ideal, dedicando tiempo a realizar tres comidas principales y dos más ligeras (media mañana y merienda). En estas edades, los requerimientos energéticos varían entre las 1.000 y las 1.300 kilocalorías al día.
Para que se acostumbre a comer de manera variada, ofrécele un amplio abanico de alimentos de todos los grupos principales. De esta manera, ayudarás a que su paladar se desarrolle y aprenda buenos hábitos de alimentación. Es importante que no sirvas platos con grandes cantidades, es preferible ofrecer pequeñas proporciones y que no sean alimentos con muchas calorías y pocos nutrientes. Por otro lado, evita alimentos que puedan causar ahogamiento como pipas, nueces, zanahoria cruda, palomitas de maíz y caramelos duros.
Desde Conectando Pacientes queremos recalcar que en la alimentación del niño no hay nada más importante que unos padres con hábitos alimentarios saludables. Tu niño te imitará, así que te recomendamos que seas su mejor ejemplo.
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Conectando Pacientes