DÉFICIT DE ATENCIÓN - 23 de julio de 2020
Normalmente se piensa en el déficit de atención e hiperactividad (TDAH) como un trastorno propio de la infancia y de la adolescencia, pero se ha demostrado que, en más del 50% de los casos, los síntomas y problemática se siguen manifestando en la edad adulta. Según los datos de la Fundación Cantabria Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad (CADAH), el 70% de los afectados sigue presentando dificultades después de cumplir los 18 años.
Con la mayoría de edad llega uno de los cambios más importantes y bruscos para los pacientes: el paso de la adolescencia a la vida adulta y, con él, en algunos casos, el comienzo de la etapa universitaria. Si normalmente ya es una transición brusca, para las personas que padecen este trastorno la dificultad es aún mayor.
Durante la educación primaria, la secundaria y el bachiller ya presentaban un rendimiento inferior al del resto de la clase, tienen dificultades durante el aprendizaje y, en ocasiones, tienen problemas para relacionarse con sus compañeros. Cuando dan el salto a la universidad, estos síntomas y dificultades no desaparecen pudiéndose convertir en una mala experiencia.
Para mejorar el paso por la facultad de estos alumnos, la Universidad de la Coruña (UDC) ha elaborado una guía de ayuda y buenas prácticas, pionera en nuestro país, orientada a servir como referencia y apoyo durante su vida universitaria. En una centena de páginas se exponen los rasgos y manifestaciones del TDAH en sus diferentes etapas educativas y se ofrecen una serie de recomendaciones para el estudiante.
Tal y como explica Sonia Seijas, psicopedagoga y una de las autoras del manual, “el ámbito de estudio ha cambiado mucho con el espacio europeo. Hay estudiantes que se han podido ver beneficiados por las nuevas reglas del juego, pero el alumnado con TDAH no es uno de ellos. El ritmo es mucho más acelerado que antes y todos los trabajos de grupos grandes y pequeños o los cambios de horarios y ubicaciones es algo que a ellos les cuesta asimilar y adaptar a sus rutinas”. Y añade que estos alumnos “tienen que desarrollar unas estrategias y tener mucho apoyo por parte de los tutores y tutoras que tienen porque, si no, es fácil que pierdan la motivación. Ellos se pierden en esa maraña de trabajos que entregar, clases a las que asistir… Ya no es como en la escuela, donde tenían un horario de 9 a 14, seis asignaturas y ya; ahora tienen cuatrimestres muy cortos y muchas veces cuando llegan la asignatura ya ha terminado. Es muy complicado en ese sentido”.
El manual no está dirigido solamente para los alumnos con TDAH, además de algunas pautas para todos los alumnos. La guía incluye un apartado dedicado a los profesores a los que se los propone, por ejemplo, tener una tutoría a principio de curso con el alumno, entregarle el examen con las preguntas en folios separados para que pueda focalizarse mejor o ubicarle en una zona de la clase en la que no se distraiga. En definitiva, una guía que ayudará a los universitarios a realizar con éxito sus estudios y a integrarse socialmente con sus compañeros.
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