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¿Por qué las personas con TDAH tienen mayor riesgo de desarrollar obesidad?

DÉFICIT DE ATENCIÓN - 10 de abril de 2021

Hasta hace poco, el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) era una etiqueta diagnóstica desconocida. Pero en los últimos años, este trastorno se ha convertido en el diagnóstico estrella de los centros escolares como una forma de dar respuesta al comportamiento desajustado de algunos/as niños/as en el aula.

Dejando a un lado el debate acerca del posible sobrediagnóstico y poniendo el foco en los casos bien diagnosticados, lo cierto es que cada vez se conoce más información sobre cómo afecta el TDAH a lo largo del desarrollo vital.

En este sentido, la evidencia de las últimas investigaciones apunta a que las personas con TDAH (con o sin hiperactividad) presentan mayor riesgo de tener patrones desajustados en la alimentación, que pueden resultar en el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria y obesidad. Es importante aclarar que los hallazgos hacen referencia a una relación de probabilidad, por lo que no implica ni que todas las personas que tengan TDAH presenten dificultades en la alimentación, ni que todas aquellas que sufran problemas alimentarios tengan TDAH.

Para comprender fácilmente el motivo de esta relación, sólo hace falta detenernos a reflexionar brevemente sobre la siguiente cuestión:

¿Qué entendemos por tener unas pautas saludables de alimentación?

Posibles respuestas serían: unos horarios de comidas regulares, la planificación semanal de las comidas que garantice una alimentación variada, la organización de la compra, cierto manejo en la cocina, saber cuándo es oportuno posponer los “antojos” o prestar atención al acto de comer sin prisas ni distracciones.

En un primer vistazo, nos daremos cuenta que para realizar adecuadamente las principales pautas de alimentación saludable son necesarias determinadas habilidades como la planificación (anticipación), la autorregulación, el control de los impulsos y la atención. Habilidades que son precisamente en las que las personas con TDAH presentan dificultades.

Concretamente, los déficits más nucleares del TDAH se manifiestan en el comportamiento alimentario de la siguiente manera:

  • Tendencia a la desorganización de horarios.
  • Desatención a la sensación fisiológica de hambre, moviéndose en dos extremos: pasar largos periodos sin comer o comer sin hambre.
  • Improvisación de las comidas dificultando un menú variado.
  • Dificultades en la gestión del tiempo a la hora de cocinar, lo que en ocasiones conlleva a buscar un plan B de comida más rápida.
  • Constantes distracciones durante las comidas, lo que resulta en comer de forma automática y por inercia.
  • Alimentación emocional, es decir, emplear la comida como una forma instantánea de aliviar y regular determinadas emociones como la frustración, la ansiedad o el aburrimiento, etc.
  • Dificultades a la hora de posponer ciertos “antojos”, por lo que se tiende a hacer elecciones de comidas de forma más impulsiva.
  • Rapidez a la hora de comer, disminuyendo la sensación de saciedad y por lo tanto, tendiendo a aumentar la cantidad.

Como resultado, las personas con TDAH presentan una mayor probabilidad de padecer trastornos de la conducta alimentaria y obesidad. Unos datos que ponen el énfasis en la importancia de ofrecer ayuda profesional a esta población a la hora de aprender herramientas de gestión que neutralicen las dificultades y permitan mejorar el manejo de la alimentación en la vida adulta.

Redactado por:

Ana Gutiérrez Frutos

N.º. Col. M-33182. Psicóloga General Sanitaria

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